Movilidad, el complejo tema que trastorna la ciudad

SANTO DOMINGO. La capital dominicana no saca las mejores notas en un examen. Con un índice de 36.58 en el estudio Cities in Motion de la Universidad de Navarra, ocupa el puesto 145 de 148 ciudades del mundo a las que les fueron evaluadas 10 dimensiones claves para determinar su sostenibilidad hacia el futuro y la calidad de vida de sus habitantes.

La ciudad alcanzó una calificación intermedia al situarse en el lugar 67 solo en la dimensión movilidad y transporte.

El Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo concentran el 35% de la población del país. Generan el 52% del flujo de transporte que se produce en el territorio nacional, según indica el Documento de Consulta del Plan de Ordenamiento Territorial 2030 (ver adjunto).

Trabajadores y estudiantes que residen en la provincia Santo Domingo, y cruzan al Distrito Nacional para sus actividades, pueden durar hasta más de una hora para llegar a sus destinos en tiempos de mayor tráfico, cuando en condiciones despejadas lo hacen en 10 o 20 minutos.

Las estadísticas de monitoreo del Ayuntamiento del Distrito Nacional arrojan que en 2014 unos 208,590 vehículos entraron en un día promedio al Distrito desde Santo Domingo Este y Santo Domingo Norte; salieron diariamente aproximadamente 208,480.

El gasto en transporte representa el 17.3 % del consumo en los hogares del país, solo superado por los alimentos y bebidas no alcohólicas, establece el estudio oficial más reciente que recoge el dato: la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2007) (ver adjunto).

Estimaciones del grupo SoluVial RD arrojan que transitar en las horas pico por los corredores de las avenidas 27 de Febrero y John F. Kennedy-Duarte supone un gasto de hasta RD$6,000 adicionales en combustible por mes debido a los embotellamientos.

El urbanista Cristóbal Valdez considera esta carga que recibe el centro de la ciudad una consecuencia de la planificación de movilidad sin pensar en el territorio como un todo, y en el uso incorrecto del suelo para instalar los centros productivos.

Valdez pone como ejemplo la sede central de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la capital, que recibe 100,000 estudiantes. “En términos de movilidad te crea un problema serio de tránsito en el Distrito Nacional porque tienes que traer de todas partes de Santo Domingo a personas todos los días a esa localización de 10 cuadras”, dice. No duda en ver como una solución la instalación de más campus en los municipios de la provincia.

Diariamente, en Santo Domingo, se transportan en promedio 46,085 personas en unas 110 unidades de la Oficina Metropolitana de Autobuses (OMSA) -alrededor de 420 pasajeros por vehículo-, según datos de la institución que abarcan 2005-2015.

Reportes del Gobierno indican que entre enero y noviembre de 2015 el Metro de Santo Domingo transportó a 60,737,690 usuarios, lo que representa un incremento de 7.75 % respecto al mismo periodo del año anterior.

Del transporte informal -“conchos” y guaguas que sindicatos utilizan para ofrecer el servicio junto al gubernamental-, no se tienen cifras precisas de la cantidad de personas que diariamente moviliza. Se estima que solo en el servicio urbano de Santo Domingo se mueven cada día 1,250,000 pasajeros, según cálculos de la Oficina Técnica de Transporte Terrestre (OTTT).

Para 2013 la OTTT tenía registradas 1,309 rutas reguladas, de las cuales 707 circulaban en la zona urbana. La Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) en ese tiempo tenía autorizadas otras 208 rutas.

En un análisis del sistema, planteado en la investigación “El sistema de transporte colectivo en la articulación del Gran Santo Domingo”, especialistas destacan que la crisis de movilidad que se percibe en la actualidad, se acumula desde la década de 1970 y se agravó en 1990.

“Este sistema se ha caracterizado por su incapacidad de satisfacer la demanda de la población, evidenciando dificultad operativa y organizativa que solo es capaz de producir servicios precarios, con vehículos poco adecuados y en mal estado, y con un sistema desorganizado, sumándole a esto pequeños operadores privados y transporte informal, sin por ello aportar una solución real a la crisis”, enfatiza el referido estudio.

En busca de organizar el flujo masivo, las autoridades aplican desde hace más de un semestre una serie de medidas, que incluyen ampliación de vías, cierre de acceso con conos y muros, colocación de barandas para canalizar a los peatones y establecimiento de corredores viales. En febrero pasado eran al menos 24 las medidas y a junio se habían sumado más de seis, entre estas la pintura de una señal amarilla en las intersecciones para evitar su cierre.

“De cada cien conductores, entre 80 y 85 por ciento está a favor de esas medidas, por eso se han mantenido. Las quejas en cuanto a embotellamientos han sido menores”, afirma el portavoz de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), Diego Pesqueira. Él se sustenta en una encuesta que -argumenta- ha hecho la institución.

La AMET y el Ministerio de Obras Públicas ejecutan planes viales en un país en el que la importación de automóviles presentó en el primer trimestre de 2015 el mayor crecimiento en términos de valor absoluto, con un aumento de US$89.6 millones (33.3 %) en relación con el mismo periodo de 2014.

¿Y qué de las calles y avenidas?

El Gobierno considera los elevados y túneles entre las obras de infraestructura y de agilización de tránsito vehicular más importantes para la Ciudad Primada de América.

Se comenzaron a construir en el primer mandato del expresidente Leonel Fernández. En la actualidad, existen unos diez elevados en el Distrito Nacional y los tres principales municipios de la provincia, y siete túneles y pasos a desnivel.

Valdez cuestiona la efectividad del resultado de los elevados construidos en la ciudad. Destaca que la solución de la movilidad no es por falta de criterio sino de voluntad, pues indica que consultores dominicanos ayudaron en la organización del sistema en Panamá y Guatemala.

A pesar de los grandes sistemas viales, Santo Domingo todavía tiene calles sin asfaltar.

De acuerdo con el estudio “Condición de la infraestructura del sistema vial urbano en las capitales provinciales” (ver adjunto), hasta 2010 en Santo Domingo Norte solo el 54.56% de las vías se encontraba asfaltada; en Santo Domingo Oeste 63.46%; Santo Domingo Este 81.48% y en el Distrito Nacional 78.95%.

De 2010 hasta la fecha, Obras Públicas se concentró en ejecutar grandes obras, por lo que durante este período reporta a Diario Libre la construcción y reconstrucción de cuatro caminos vecinales en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.

En un cien por ciento están asfaltadas las autopistas, avenidas, carreteras, marginales y prolongaciones de los municipios. Sin embargo, a las calles, callejones, caminos, escalones, peatonales y respaldos les falta por trabajar.

El desprotegido peatón

En el tema de la movilidad hay un grupo vulnerable: los peatones.

“Esta ciudad no está estructurada para peatones”, se queja Juaris Frías, quien vive en Santo Domingo Este, y para llegar y retornar de su trabajo, camina un tramo entre las avenidas Lope de Vega y Abraham Lincoln, en el Distrito Nacional.

“Las aceras están ocupadas por vehículos privados, que las utilizan como parqueo, y por vendedores ambulantes, lo que limita el libre acceso peatonal. Tampoco se respetan las señales de tránsito para dar paso a los transeúntes. A algunos choferes no les gusta ceder el paso a los peatones, incluso, cuando los semáforos cambian, se detienen en las líneas señaladas para que los peatones crucen las avenidas y calles”, se desahoga Frías al conversar con Diario Libre.

Solo entre 2014 y 2015, la AMET reportó 1,925 peatones atropellados en todo el país.

Las normativas indican que en el polígono central las aceras deben tener como mínimo 3 metros de ancho, recuerda el urbanista Valdez. “En el momento en que se hicieron esas reglamentaciones, el espacio público y la gente eran lo importante, no el carro”, dice con indignación.

En general, la capital dominicana no cuenta con aceras uniformes. En los municipios, el ancho que debían llevar ha sido violentado por construcciones informales. En algunos lugares son pintadas, en otros las toman como parte de la edificación y se deja poco o nada de espacio libre a los transeúntes, quienes deben descender a la calle para seguir su trayecto.

Aunque los peatones son afectados, los más impactados son las personas con discapacidad.

Según la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar-2013) (ver adjunto), residían 260,240 personas con alguna discapacidad en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.

“¡Construyen las aceras al antojo del constructor! ¡Las personas con discapacidad y las de edad avanzada no las podemos caminar! Hay riesgo de bajar a la calle con carros estacionados, vienen motoristas a gran velocidad o en la acera, o te encuentras un hoyo que te impide continuar”, se queja la ciudadana Josefa Encarnación.

De acuerdo con las autoridades del Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste, uno de los objetivos pendientes en el municipio es adecuar rampas, aceras y contenes para garantizar el acceso a personas con discapacidad.

En la actualidad, el Distrito Nacional cuenta con rampas en algunas avenidas, pero en gran parte del Gran Santo Domingo no existen.

El dolor de cabeza: el parqueo

El peatón encuentra en su camino vehículos de sindicatos de transporte que improvisan paradas, o privados, cuyos conductores parquean sobre las aceras. Los propietarios de estos últimos irrespetan el espacio público ante la falta de estacionamientos en los locales que visitan.

Muchos negocios incumplen las disposiciones de Obras Públicas sobre la cantidad de parqueos que deben disponer atendiendo al tipo de local.

“Pasan de una residencia a un restaurante y entonces ese restaurante no cumple con el reglamento de parqueos. Hay restaurantes aquí que ni siquiera cumplen con un parqueo y eso es una debilidad del Ayuntamiento”, dijo el vocero del bloque de regidores del PRD, César Cabrera, en un reportaje anterior de Diario Libre.

En el Distrito Nacional existe una propuesta de normativa para los estacionamientos que identifica 33 zonas de parqueo reguladas y con horarios. Esta viene desde 2013. Ángel Segura, director de Tránsito y Movilidad Urbana del cabildo, informa que está en “etapa de consulta”.

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