El escándalo ruso, conmoción y estímulo para la lucha contra el dopaje
Con efectos «devastadores» por su sofisticación y su alcance, el escándalo de dopaje institucionalizado en Rusia también sirvió para que la lucha antidopaje avanzara, al tiempo que azuzaba las pretensiones de Estados Unidos por liderar este combate.
Las sospechas contra una parte del deporte ruso no esperaron a las revelaciones de la pareja Stepanov, origen de una serie de documentales de la cadena alemana ARD a partir de finales de 2014, ni a la confesión en 2016 del doctor Grigory Rodchenkov, antiguo patrón del laboratorio antidopaje de Moscú.
«Sospechábamos que pasaban cosas, pero no a esta escala, no organizadas con el Estado ruso, no con el apoyo de un laboratorio certificado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA)», resume a la AFP Fabien Ohl, sociólogo del deporte en la Universidad de Lausana.
El laboratorio de Moscú no solo escondía los positivos de los atletas dopados, sino que Rodchenkov desarrolló su propio cocktail de esteroides, diluido en whisky o vermut y absorbido vía la mucosa bucal para reducir la duración de su detección.
Para Fabien Ohl, el escándalo del dopaje ruso tiene un alcance mucho mayor al que supuso en 1998 el caso Festina, que supuso el nacimiento de un sistema antidopaje que se creía más eficaz y que provocó la creación en 1999 de la AMA y la adopción en 2004 del primer Código Mundial Antidopaje.