Inicia la transición en una Bolivia todavía polarizada

Con una ofrenda a la Pachamama y pedidos de fortaleza para gobernar, el presidente electo Luis Arce y su vicepresidente David Choquehuanca participaron el viernes de una ceremonia ancestral en el templo prehispánico de Tiwanaku, cerca de La Paz.

La ceremonia privada tuvo lugar dos días antes de que Arce jure en un clima crispado por protestas opositoras que buscan impugnar las elecciones del 18 de octubre.

En tanto, la ciudad de Santa Cruz -la más poblada, motor económico del país y bastión opositor- estaba paralizada por una huelga convocada por organizaciones cívicas que demandan una auditoría electoral por sospechas de presunto fraude y piden frenar la asunción del nuevo gobierno. Protestas menores por las mismas demandas tenían lugar en otras ciudades.

Ante la presión opositora el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, defendió la transparencia de las comicios y dijo que “está dispuesto a entregar toda la información” a cualquier organización o ciudadano que lo requiera.

Romero calificó de “fantasiosa” la declaración de una vocal de ese tribunal que denunció un supuesto ordenador clandestino conectado al padrón electoral, lo que causó revuelo entre los políticos de la oposición.

La Organización de Estados Americanos (OEA) -que el año pasado denunció un fraude en las luego anuladas elecciones en las que Evo Morales buscaba su cuarto mandato consecutivo- avaló en su informe final sobre los recientes comicios la “legitimidad del gobierno entrante” y dijo que “no encontró acciones dolosas”.

Arce, un economista pragmático de 57 años considerado el cerebro del éxito económico del gobierno de Morales -de quien fue ministro por 12 años-, asumirá el domingo en un país marcado por la polarización y la recesión económica agravada por la pandemia del COVID-19, con la misión de reconciliar a los bolivianos.

“Me voy con la alegría de saber que entrego un sistema que respeta el voto popular, la ley y la libertad política”, dijo la presidenta interina de Jeanine Áñez en un mensaje de despedida flanqueada por sus ministros.

Áñez fue acusada de utilizar a la justicia para perseguir a funcionarios del anterior gobierno tras la renuncia del expresidente Morales hace un año. Los opositores atribuyen a su deficiente gestión el retorno al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Arce y el exmandatario.

En cuanto al gobierno entrante, dos exministros de Morales abandonaron la embajada de México en La Paz, donde estuvieron refugiados por 11 meses y a quienes el gobierno de Áñez les negó un salvoconducto por acusaciones penales. “Me voy a defender en libertad”, declaró el exministro de Defensa, Javier Zabaleta, a una televisora local. El exministro de Justicia, Héctor Arce, también informó su salida.

Hasta el viernes confirmaron su presencia en la ceremonia del domingo el Rey de España, los presidentes de Colombia, Paraguay y Argentina y una delegación de alto nivel de Irán, según Freddy Bobaryn, de la comisión de transición.

Agregó que es improbable la asistencia del mandatario venezolano Nicolás Maduro, que fue invitado por el gobierno entrante pero no por el saliente.

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