Cuatro huérfanos y cinco muertos de dos familias en últimos dos casos de violencia machista

La violencia machista continúa llevando luto a las familias dominicanas y deja al desamparo a niños, a los cuales les arrebata a sus principales protectores, sus madres, asesinadas por sus esposos y exparejas que no fueron capaces de lidiar con la separación.

En menos de 72 horas, la vida de tres mujeres, dos madres y una abuela, fueron segadas por dos hombres que tras ejecutar los asesinatos terminaron ellos también con sus propias existencias. En estos arrebatos, perdieron la vida igualmente el padre de una de las féminas asesinada y un cuñado. En esos dos casos, cuatro menores quedaron en la orfandad.

En los últimos treinta días las féminas, víctimas de hombres que una vez les juraban “amor”, alcanzan el número de ocho. Ellas dejan atrás toda una vida familiar, con hijos pequeños, proyectos personales y profesionales, que provocaron la furia de algunos verdugos, con los cuales las ahora fallecidas ya no querían compartir.

Uno de los últimos casos es el de ayer, lunes, en el que Rubén Darío Jiménez Pérez, mató a su exesposa Leyda Vicente Sánchez, de 25 años, a la madre de esta, Olfelina Vicente, de 52, y a su cuñado, solo conocido hasta el momento como “Henry”. El verdugo, Jiménez Pérez está prófugo.

Asimismo, el victimario hirió de gravedad a Ángel Robles Vicente Sánchez, padre de Leyda, quien falleció en el día de hoy.

Jiménez Pérez pudo cometer el cuádruple asesinato a pesar de que la Fiscalía de Santo Domingo le había dictado, hace alrededor 20 días, una orden de alejamiento por sus constantes agresiones contra Leyda, con quien procreó dos hijos.

Esa medida cautelar no impidió que la tarde del lunes se trasladara hacia una residencia ubicada en la calle Séptima, del sector Brisas del Edén, en Santo Domingo Este, donde la joven compartía con sus parientes, y sin mediar palabras la asesinó junto a su madre, su cuñado y causó graves lesiones a su progenitor que más tarde murió.

También hirió a balazos a su hermana Olyn Vicente Sánchez, quien recibe atenciones médicas en el hospital Darío Contreras. Asimismo, María Altagracia Monción, de 22 años, se debate entre la vida y la muerte tras ser herida de gravedad por su expareja, en una comunidad rural del distrito municipal de Jaibón, en Valverde, Mao. Su agresor está prófugo.

No habían transcurridos 72 horas que Silvia Pozo Fructuoso, de 26 años y estudiante de contabilidad, era ultimada, también por heridas de armas de fuego, por su expareja Geraldo Severino Encarnación, de 28, en el sector de Cristo Rey, Distrito Nacional.

Severino Encarnación también causó lesiones con la misma arma, supuestamente ilegal, a Justa Fructuoso, a Silvestre Pozo y a Enmanuel Pozo, padres y un hermano de Silvia. Después de disparar a su excompañera y a su familia, Severino Encarnación se quitó la vida.

Silvia se negaba a continuar la relación con su verdugo, quien hizo su último intento de reconciliación el mismo día del crimen. La joven mujer dejó en la orfandad a una niña de 8 años y a un varón de 5.

El 26 de octubre, María Altagracia del Rosario Frías, de 44, falleció a causa de heridas de arma blanca y quemaduras, que se presumía en ese entonces se la provocó su pareja, Danny Santana Núñez, de 42, con ácido del diablo. Este caso ocurrió en el sector Villa Cristal, en Higüey, provincia La Altagracia.

Un día antes de la muerte de Rosario Frías, otras dos mujeres fueron ultimadas por hombres con los que habían concluido relaciones amorosas.

Ellas eran la menor Carmen Peguero Jiménez, de 17 años, víctima de un disparo que le propinó Rafael Thévenin Almánzar, de 63 años, en La Vega.

Peguero Jiménez había sido novia de Thévenin Almánzar a pesar de que el Código del Menor penaliza con cárcel esas relaciones calificada por la Ley 136-03 como una violación sexual.

Ese mismo día 25 de octubre, pero en Samaná, Judith Antonia Pérez De la Nuez, falleció en su residencia en la comunidad de Rancho Español por las heridas de arma blanca que le produjo su expareja, solo identificado por Janieri y quien huyó después de cometer el crimen.

El 11 de octubre, Claritza Rodríguez murió en San Francisco de Macorís de un disparo en el cuello que le hizo su pareja Charles de Jesús Abreu Almonte (El Chino), a quien se le dictó medida de coerción días después.

En tanto que el 2 de octubre, Nathalia Basora, de 28 años, fue asesinada por su expareja solo identificado como Sabiel en el sector La Ureña, en Santo Domingo Este, en el momento en el que la víctima fue a llevarle el hijo de cinco años que ambos procrearon. Sabiel fue detenido.

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