Puja por derechos de TV priva a los brasileños de ver a la ‘Selecao’

Los televisores del restaurante-bar que José Antonio administra solían mostrar las audacias de Neymar y compañía. Decenas de ‘torcedores’ se reunían allí para verlos. Ahora no hay hinchas y las pantallas sintonizan una telenovela mientras Brasil se bate en el clásico sudamericano con Uruguay.

El local en la Avenida Campinas, en el oeste de Sao Paulo, atendía apenas cinco clientes en momentos en que la ‘Selecao’ vencía a los celestes en Montevideo, en el cotejo más atractivo de la cuarta jornada del premundial regional disputada el martes.

Cuatro días antes, cuando el líder recibió a Venezuela en el Morumbí, alojó en cambio a una veintena de aficionados, un número de todos modos menor que el habitual, por cuenta de la pandemia.

¿Qué cambió en 96 horas? Globo TV, el poderoso canal que tiene los derechos para transmitir en señal abierta los partidos de local de la ‘Canarinha’, no alcanzó un acuerdo con Mediapro, la cuestionada empresa chino-española que negocia los derechos televisivos en nombre de algunas federaciones sudamericanas.

Alegando costos exorbitantes, ni Globo ni ningún otro canal han cerrado un pacto con Mediapro para exhibir los partidos de visitante de Brasil del clasificatorio a Catar-2022, según señalan los medios locales.

En la primera vez en casi dos décadas sin emisión abierta para ver a los herederos de Pelé, las opciones legales para los brasileños se redujeron a pagar 19,9 reales (3,7 dólares) por servicios streaming o PPV.

«Las personas tienen curiosidad de ver el juego y no tener la transmisión abierta perjudica mucho, solo va a crecer el desinterés por la selección», dice José Antonio, al lado de la caja registradora.

«Ahora el número de clientes es reducido. Con la transmisión sería más movido», añade. Antes de la pandemia, recuerda el administrador de 33 años, un juego de Brasil convocaba hasta medio centenar de fanáticos.

– Golpe a la «pasión nacional» –

La inusual situación en un país que transpira fútbol estuvo a punto de ocurrir en el duelo en que la ‘Selecao’ venció 4-2 a Perú en Lima en octubre. A horas del inicio, no había quien lo transmitiera en señal abierta.

Entonces, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) intercedió ante su par peruana para que los derechos fueran transferidos de forma gratuita al canal público TV Brasil.

La transmisión tuvo polémica. En el entretiempo, los espectadores vieron reportes favorables al gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro. Opositores cuestionaron la «propaganda» en pleno juego de la selección.

«El fútbol se convirtió en política, ¡feo! Creo que realmente perdió el rumbo», dijo un trabajador de una multinacional que prefirió no identificarse.

El hombre, de 46 años, tomaba una cerveza con un amigo. En el restaurante, a unas cuadras del local de José Antonio, la televisión por cable sintonizaba un canal musical.

«No voy a pagar, porque el fútbol es la pasión nacional», afirmó.

La última vez que un duelo de la ‘Selecao’ no había tenido transmisión abierta fue en el triunfo 2-1 ante Estados Unidos en un amistoso disputado en California el 3 de marzo de 2001.

– Desinterés –

En la mayoría de países latinoamericanos la televisión abierta transmite los partidos de los equipos nacionales. Brasil se sumó a la onda de Ecuador o Guatemala que cobran por algunos juegos de sus selecciones en la ruta hacia Catar-2022.

«Sin duda que el pueblo brasileño quiere seguir a su selección, quiere sentirse cercano a ella, y eso lo dificulta un poco», dijo el atacante Richarlison, que anotó el segundo gol en la victoria contra los charrúas.

Lejos de Montevideo, el abogado Michel se aprestaba a tomar cerveza en un restaurante italiano en Sao Paulo que transmitía un juego de la segunda división brasileña.

El abogado, de 42 años, acostumbra seguir al Botafogo y los mundiales. Pero esta vez, así sea gratis, no está interesado en ver al equipo de Tite.

Afirma que perdió el amor por la ‘Selecao’, una tendencia que se hizo notoria en la Copa América que Brasil organizó y ganó en 2019. Los estadios sin llenar destiñeron el torneo continental. Ni siquiera se vendió toda la taquilla para la final en el mítico Maracaná de Rio de Janeiro.

«Para el país es malo no tener empleo, ingresos (…). Las personas involucradas en el fútbol tienen empleo e ingresos, pero el hincha no. Entonces, ¿qué tiene más prioridad, el fútbol en la televisión abierta o tener empleo y renta?», se pregunta el desencantado Michel.

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