La OTAN ve a salvo su supervivencia con la salida de Trump de la Casa Blanca

La OTAN celebra el próximo martes y miércoles una reunión por videoconferencia de los ministros de Exteriores en la que participará por última vez Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos. La despedida de Pompeo y la salida de Donald Trump de la Casa Blanca en enero de 2021 provocan una sensación de alivio generalizado en la Alianza Atlántica, cuya supervivencia ha sido puesta en duda en los últimos cuatro años. La victoria del demócrata Joe Biden se ve como una oportunidad de reinventar la organización.

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China y Turquía, dos asuntos candentes

El pasado verano, Stoltenberg se fijó el objetivo de reinventar la OTAN como la mayor alianza política del planeta y la única capaz de hacer frente al imparable ascenso económico, militar y tecnológico de China. Sin embargo, “no está claro hasta qué punto va a querer Biden involucrar a los aliados en las estrategias de disuasión y la diplomacia con Pekín”, señala Shea, de Chatham House. “La competición con China se expande cada vez a más ámbitos como la biotecnología, la inteligencia artificial, las redes 5G, la tecnología espacial… y esos son temas que empiezan a entrar en la agenda de la OTAN”, añade el analista.

La relación con Turquía —el segundo mayor Ejército de la Alianza (335.000 militares)— será otro asunto que exigirá a Biden tomar posición. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha desafiado a sus aliados adquiriendo el sistema de defensa antiaéreo ruso S-400. A pesar de las múltiples críticas de Stoltenberg y de senadores estadounidenses que exigen sanciones de Washington a Ankara, las Fuerzas Armadas turcas llevaron a cabo los primeros ensayos del S-400 el pasado octubre. La tensión en el Mediterráneo Oriental por las disputas entre Turquía y Grecia por sus hidrocarburos es otro tema de conflicto. Erdogan amenaza a los griegos con “pagar un precio si no se apartan de su camino”, mientras Macron se posiciona con Atenas. “Biden tiene una gran oportunidad de mediar con Ankara”, reflexiona Shea.

A su llegada a la Casa Blanca, el 20 de enero, Biden tendrá sobre la mesa un tema aún más urgente en materia de seguridad y defensa. El New START —un tratado firmado en 2010 que limita el número de cabezas nucleares desplegadas por Rusia y EE UU—, el último reducto de una estructura de control armamentístico fraguada entre Washington y Moscú durante décadas y que se ha desmoronado en los últimos años, expira el 5 de febrero. El demócrata tendrá 16 días para decidir si prorroga o no un pacto despreciado por Trump y que el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha mostrado dispuesto a renovar.

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