Obras alentarían más asentamientos israelíes en Cisjordania

En los próximos años los israelíes podrán viajar desde Jerusalén y Tel Aviv a los asentamientos de la Margen Occidental del río Jordán por carreteras, túneles y pasos elevados que rodean pueblos palestinos.

Algunas organizaciones dicen que las nuevas carreteras producirán un crecimiento explosivo de los asentamientos. Los costosos proyectos de infraestructura dejan en claro que Israel se propone conservar grandes extensiones de los territorios ocupados y dificultarán la creación de un estado palestino viable.

“Esto no es la construcción de cien viviendas aquí o allí”, dijo Yehuda Shaul, activista israelí que se pasó meses investigando los nuevos proyectos. “Esta es una anexión de hecho con esteroides”.

Ya se está construyendo un enorme túnel que según Shaul permitirá algún día a los residentes de Maale Adumim, un asentamiento en plena expansión al este de Jerusalén, viajar a esa ciudad y luego seguir a Tel Aviv sin pasar por puestos de control ni toparse con un semáforo.

Al sur de Jerusalén se está expandiendo la principal carretera hacia Gush Etzion y otros asentamientos más al sur, con túneles y pasos elevados que evitan atravesar pueblos palestinos y campamentos de refugiados

Los palestinos podrán usar muchas de las carreteras nuevas, pero necesitarán permisos para entrar a Israel o a la parte oriental de Jerusalén, anexada por los israelíes.

Israel ocupó Cisjordania y el este de Jerusalén en la guerra de 1967 y desde entonces creó una red de asentamientos en los que viven casi 700,000 judíos. Los palestinos quieren que ambos territorios sean parte de un futuro estado propio y consideran los asentamientos una violación de las leyes internacionales y un obstáculo para la paz, postura apoyada ampliamente por la comunidad internacional.

Los partidarios de los asentamientos dicen que Cisjordania y Jerusalén son el corazón de Israel, tanto desde un punto de vista histórico como bíblico, y consideran los asentamientos como un reaseguro que evitará la división de Tierra Santa.

La mayoría de los israelíes viven y trabajan en las principales ciudades. Con la excepción de pequeños grupos de personas motivadas por razones ideológicas, la mayoría de los israelíes preferirían no tener que vivir tan adentro de Cisjordania, cruzada por una carretera de dos carriles con controles militares que pasa por pueblos palestinos y en la que son frecuentes enfrentamientos y la presencia de palestinos que tiran piedras a los israelíes.

Las nuevas carreteras cambiarían todo eso y transformarían los asentamientos en verdaderos suburbios accesibles, bien comunicados con las ciudades. Shaul calcula que las nuevas carreteras permitirían erigir otras 50.000 unidades habitacionales en Cisjordania y 6.000 en el este de Jerusalén.

“La gente no trae carreteras; las carreteras traen gente”, dijo Shaul, quien es cofundador de Breaking the Silence, una agrupación de exsoldados israelíes que documentan abusos a los derechos humanos en los territorios ocupados.

Shaul, quien ha estudiado mucho el tema, destacó que el ministro del transporte Miri Regev dijo el mes pasado a un grupo de alcaldes de los asentamientos que los israelíes viven momentos memorables por la construcción de estas obras, que ofrecen una “visión holística” para “los planes futuros para el desarrollo de la región”.

El ministerio no respondió a pedidos de comentarios.

El gobierno estadounidense de Donald Trump presentó un plan de paz que permitiría a Israel anexar aproximadamente un tercio de Cisjordania, incluidos los asentamientos. La propuesta fue rechazada de inmediato por los palestinos y es previsible que el presidente electo de Estados Unidos Joe Biden, quien se opone a la anexión de esos territorios, también la descarte.

Alon Cohen Lifshitz, experto de Bimkom, una organización israelí abocada a la planificación urbana, afirmó que el principal objetivo de los proyectos viales es generar una “matriz de control” que facilite el libre movimiento de los israelíes al tiempo que fragmenta más todavía las áreas gobernadas por la Autoridad Palestina.

“La mayoría de los habitantes de los asentamientos no tienen motivaciones ideológicas. Solo buscan opciones para hacer realidad el sueño de una vivienda accesible”, manifestó. “Este es el principal obstáculo para la expansión de los asentamientos”.

Ya se vivió un proceso parecido, aunque en una escala mucho menor, hace más de una década, cuando Israel inauguró la Ruta 398, que conectó asentamientos al sur de Cisjordania con Jerusalén. La ruta redujo el tiempo de manejo de 40 minutos a 10 minutos. La población del asentamiento se duplicó casi en los seis años siguientes, hasta llegar a unos 6.000 habitantes, según Peace Now, una organización contraria a los asentamientos.

Muchos palestinos consideran que las carreteras son otra barrera que busca separar sus comunidades y a los agricultores de sus tierras. Aseguran que buena parte de las obras se llevan a cabo en tierras expropiadas a agricultores, que tienen pocas esperanzas de combatir las medidas en los tribunales israelíes.

“Esta es una ocupación militar. Cuando toman una decisión, la imponen por la fuerza, sin coordinar con el otro bando ni con los dueños de las tierras”, expresó Mohammed Sabateen, director del concejo municipal de Husan, un pueblo palestino al sur de Jerusalén, que se encuentra entre un asentamiento y una de las obras viales.

“Las rutas están pensadas para los israelíes y para los habitantes de los asentamientos, no para los palestinos”, agregó. Los militares israelíes pueden bloquear el acceso de los palestinos a las rutas cerrando unas barreras amarillas en los principales puntos de acceso.

Israel también construye caminos supuestamente pensados para los palestinos, pero Shaul dice que generalmente los alejan de los asentamientos. Uno fue bautizado “la ruta del apartheid” porque corre paralela a otra ruta abierta solo para los israelíes. Las dos rutas están separadas por un imponente muro.

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