Jennifer Connelly, los 50 años de la actriz discreta

Entró en el mundo del cine de mano de Sergio Leone con solo 14 años en “Once upon a time in America”. Jennifer Connelly ha trabajado a las órdenes de Dario Argento, Darren Aronofsky o Ang Lee y ha ganado varios premios de gran prestigio como un Óscar y un Globo de Oro. Discreta en su vida personal, de apariencia seria y misteriosa, la actriz de “Top Gun” cumple 50 años.

Jennifer Lynn Connelly nació en el estado de Nueva York el 12 de diciembre de 1970. Su madre era una anticuaria y su padre un fabricante de ropa. Connelly se crió en Brooklyn Heights. En un momento dado, su padre quería dejar la confección y se trasladaron a Woodstock, según publicó la revista Vogue en 2007.

La actriz recuerda los años en ese lugar que evoca la cultura hippie de los sesenta como “mitológicos”, en los que deambulaba, construía fuertes y hacía “pociones con plantas y bayas”. “¿Sabes? Mis hijos hacen eso ahora. No es como si yo tuviera esta infancia realmente privada, así que ahora estoy estableciendo lo contrario para mis hijos”, dijo a la revista.

Un amigo de los Connelly, que trabajaba en el mundo de la publicidad, sugirió a sus padres que podían llevarla a castings cuando la actriz aún era una niña.

Foto: Foto de Connelly con el Óscar que recibió. FOTO EFE/EPA PHOTO/MIKE NELSON

“Comencé a trabajar a los diez. Ciertamente creo que me volví menos despreocupada, más precoz”, comentó la actriz al respecto.

Sus primeros trabajos fueron como modelo de publicidad en periódicos y revistas. Después se movió a publicidad televisiva y, en 1984, le llegó su gran oportunidad.

De mano de Sergio Leone, dio vida a Deborah Gelly en un pequeño papel en “Once upon a time in America”, una película sobre como dos amigos judíos se convierten en mafiosos en plena Ley Seca, a principios del siglo XX, en los suburbios de Manhattan.

“Tengo un pequeño bloqueo sobre cómo sucedió”, dijo a Vanity Fair en 2002 sobre su inicio en la interpretación.

“No lo estoy ocultando intencionadamente, honestamente. Recuerdo lo que hice, en su mayor parte, pero no sé por qué. No tenía aspiraciones, no tenía carteles de películas en mi habitación, no era fan de las películas. Me gustaba Evel Knievel y los animales. Y me gustaba la ciencia y el inglés”, añadió.

Un año después se convirtió en la protagonista de “Phenomena”, dirigida por Dario Argento. Aunque la película tuvo una aceptación positiva en Europa, no llegó ampliamente al público estadounidense.

Foto: La actriz neoyorquina Jennifer Connelly en Madrid. EFE/Ballesteros

Dos años después llegó el punto de inflexión en su carrera, la película con la que afianzó su posición en Hollywood: “Labyrinth”, una cinta de temática fantástica dirigida por Jim Henson y protagonizada por Connelly y David Bowie.

A partir de ahí, la actriz apareció en diferentes títulos como “The hot spot”, de Dennis Hopper, de 1990; “Rocketeer”, de 1991; “Mulholland Falls”, en 1996; o “Iventing the Abbotts”, en 1997. Con el nuevo milenio recién estrenado, participó en otra de las películas más reseñables de su filmografía, “Requiem for a dream”, de Darren Aronofsky.

Justo un año después, Connelly se metió en el papel que le valió un Óscar y un Globo de Oro, el de Alicia Nash, una física salvadoreña-estadounidense, en “A beautiful mind”, en la que comparte protagonismo con Russell Crowe y que fue dirigida por Ron Howard.

La película cuenta la historia de John Forbes Nash, un matemático estadounidense esquizofrénico que obtuvo un Premio Nobel de Economía en 1994.

En el terreno personal, Connelly siempre ha destacado por poner distancia entre su vida privada y su vida profesional. Por lo normal no responde a preguntas sobre su familia en las entrevistas de promoción de sus películas y tiene fama de ser una persona fría, distante y misteriosa.

“No suelo interpretar personajes que son la alegre y despreocupada chica de al lado. He hecho dramas con mujeres que están, ya sabes, en duelo”, contó a Vogue. “Creo que eso ha dado forma a la percepción que la gente tiene de mí. Pero no creo que sea necesariamente un reflejo de cómo vivo mi vida”.

Desde 2003 comparte su vida con el también actor Paul Bettany, con el que tiene dos hijos. Además, tiene otro hijo de una relación anterior con el fotógrafo David Dugan, con el que no llegó a contraer matrimonio.

“Si me casara, preferiría no divorciarme. Y no llegué al momento en el que sentí que era la elección”, dijo al respecto en 2002 a Vanity Fair.

“Vivo en Brooklyn, tengo un estilo de vida bastante discreto. Nada demasiado escandaloso”, dijo la actriz en 2007 a Vogue.

Por Manuel Noriega.

EFE/REPORTAJES

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