Ni contigo ni sin ti…
Las relaciones entre los periodistas y los políticos dependen normalmente de si éstos están en el poder o no. Tan sencillo como eso. Desde la oposición se ve a la prensa con otro humor.
Pero también los periodistas se acercan a los políticos con otras intenciones si éstos han llegado al poder. Las reglas del juego son así, en unas relaciones muy difíciles y de las que depende nada más y nada menos que la salud de la democracia y de las libertades. El presidente Abinader lo tiene muy claro y así lo ha demostrado.
Siendo sinceros, los periodistas somos un gremio que no se aplica la autocrítica con la frecuencia que debería. No, no se nos puede pedir que solo usemos datos oficiales porque sencillamente eso va en contra de los intereses comunes, la profesión y el buen oficio. Pero tampoco esa era la intención. Reconozcamos que hay tanto intrusismo en la profesión, que ese ecosistema que se ha dado en llamar “medios” es un poco caótico en estos tiempos.
Hay periodistas que se incomodan cuando les llenan el correo de notas de prensa y otros que solo publican notas de prensa… y hasta las firman. Hay comunicadores que se venden y otros que se alquilan. Hay periodistas que conseguirán la información sea como sea y caiga quien caiga y otros que se limitarán a colocar la grabadora al que quiera hablar.
El poder de los políticos sobre la prensa (no sobre los periodistas) se traduce en la colocación de la publicidad estatal independientemente del alcance del canal o lectoría del medio y en la ventaja que esto genera para los medios (o los periodistas) favorecidos.
Pero está claro que si entre el poder y la prensa no surgieran “malentendidos” de vez en cuando… tendríamos un problema realmente serio. Ya me entienden.