‘The New European’, la revista británica que se resiste a bajar la persiana del Brexit

Un camionero con transporte pesquero protesta el 18 de enero de 2021 en Londres por las consecuencias negativas del Brexit.Alastair Grant / AP

Tiene el romanticismo de la aldea gala de Astérix: defender hoy en el Reino Unido pos-Brexit el sueño europeo, y apostar sobre todo por el formato en papel, con una revista semanal. Y sin embargo, The New European (TNE), que nació como respuesta desesperada y provisional ante la decepción de aquel referéndum de 2016, ha sobrevivido durante estos años. Y se muestra dispuesta a seguir dando la batalla.

Matt Kelly, el jefe de contenidos del grupo regional de medios Archant, concibió la idea del semanario la misma noche en que el Brexit se hizo realidad. Convenció a los dueños de la empresa para sacar de inmediato una publicación pop-up (de lanzamiento instantáneo). Kelly tenía los contactos, conocía a todos los articulistas y académicos necesarios para mantener vivo el debate sobre Europa. Sobre su política, su cultura, sus vínculos geográficos e históricos. Tenía que ser una revista de papel. Tenía que tener un precio asequible, pero que lanzara una señal de calidad (dos libras, poco más de dos euros). Y tenía que llegar al mayor número de puestos de venta por todo el país. Sin estudios de mercado, sin necesidad de contratar agencias de publicidad para debatir durante meses el nombre o el diseño de la publicación. En nueve días llegaba a los quioscos TNE. Allí sigue desde hace casi cinco años, con una tirada de 20.000 ejemplares, y un portal web con más de un millón de páginas vistas al mes.

Los políticos británicos, tanto conservadores como laboristas, creen que el debate sobre el Brexit ya ha quedado atrás. Que el Reino Unido ha pasado página. Kelly, sin embargo, piensa que todavía hay mucho que discutir sobre Europa. Ha comprado a Archant la cabecera -por un precio sin desvelar- y ha recabado el apoyo de hasta 14 inversores, algunos tan relevantes como el exdirector de The Financial Times, Lionel Barber, el ex director general de la BBC, Mark Thompson, o el empresario de medios irlandés, Gavin O’Reilly. Más de un millón de euros, según fuentes conocedoras de la operación. “Suficiente capital como para hacerse con la revista y su marca, y comenzar a invertir en contenido y lanzamiento al mercado”, asegura Kelly a EL PAÍS. “La batalla del Brexit ya ha terminado. Ha llegado el momento de mirar al futuro. Y TNE quiere hacer su contribución a ese debate sobre el futuro del Reino Unido, su relación con Europa y sobre Europa misma. Hay montones de británicos interesados en ello, que no quieren ser parte de una Little England (pequeña Inglaterra)”, asegura Barber.

“No nos olvidemos de que al menos un 50% de los votantes británicos son muy partidarios de la idea de la UE. Eso no ha cambiado. El papel del Reino Unido dentro de las instituciones comunitarias ha sido siempre materia de intenso debate, pero nadie pone en duda que es parte importante de Europa. Solo una minoría muy reducida se atreve a afirmar que nos iría mejor si diéramos la espalda a la UE y diéramos prioridad a otras alianzas, con Estados Unidos o con China, por ejemplo”, defiende Kelly.

TNE es ahora más cara que en sus inicios. Tres libras, poco más que tres euros. Los costes de producción de cada tirada semanal vienen a suponer unos 30.000 euros. El nuevo capital, promete la dirección, permitirá mejorar los contenidos y llegar incluso más allá del Reino Unido. A pesar de que, como admite Kelly, la revista es europeísta sin complejos pero británica de corazón. “Muchos defienden apasionadamente la idea de Europa, pero también entienden que la UE debe cambiar en algunos aspectos. Hechos como lo ocurrido con la guerra de las vacunas no han ayudado. Muchos pro-europeos y antieuropeos han coincidido en criticar a la Comisión Europea por no entender lo necesario que es tender puentes”.

¿Y por qué esa apuesta por la tirada en papel, mientras otros medios comienzan a abandonar ese formato? “En primer lugar, porque supone todavía el 95% de nuestros ingresos. Y porque, igual que les ocurrió a muchos españoles que a finales de los años 70 se sentían parte de algo nuevo y emocionante cuando caminaban con un ejemplar de EL PAÍS bajo el brazo, también nosotros queremos ofrecer esa identidad física de pertenencia a nuestros lectores”, responde Kelly.

El primer número de TNE, allá por julio de 2016, hacía gala esa irreverencia -la mayoría de las veces elegante- que gustan de utilizar muchos semanarios británicos. Mostraba, ocupando casi dos terceras partes de la portada, una viñeta de la prestigiosa pareja de humoristas gráficos, Kerber y Black. Un matrimonio británico repantingado en el sofá miraba a su perro. El marido se preguntaba: “¿Pensarán los perros?”. En la nube que partía del sabueso, podía leerse: “Estos idiotas han votado salirse de la UE, y han creado un futuro de incertidumbre e inestabilidad que tendrá un efecto devastador para las próximas generaciones, y que conducirá a esta gran nación a una situación de aislamiento”. TNE aspira a seguir hablando de Europa, con la idea de que el debate pueda reinventarse, pero no abandonarse. Hasta para los perros.

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