El paquete de rescate económico de Joe Biden impulsará la economía de América Latina

Para millones en Estados Unidos, el histórico paquete de 1,9 billones de dólares aprobado por el Congreso el miércoles representa el salvavidas que necesitan para navegar la continua crisis económica por la pandemia. Y, para muchos latinoamericanos, también. Países con lazos comerciales y laborales esperan un gran impulso a través del envío de remesas, sus exportaciones de materias primas y de productos de manufactura. El dinero llegaría en un momento crítico para la región.

Titulado Plan de Rescate Estadounidense, el paquete equivale aproximadamente la mitad del presupuesto federal de un año. Aunque todavía faltan detalles de cómo se gastará exactamente el dinero, se sabe que las familias de ingreso medio y bajo recibirán cheques por 1.400 dólares. Esto impulsará el consumo de bienes, muchos de ellos producidos por países de América Latina. También acelerará la transición a energías limpias, lo cual implicará una “electrificación” que requerirá materias primas exportadas por la región.

El gasto del Gobierno del presidente Joe Biden será tal que ha llevado a un cambio en las expectativas de crecimiento en ese país. El banco de inversión Morgan Stanley anunció el martes que elevó su perspectiva de crecimiento del Producto Interno Bruto de 6,5% a 7,3% para este año. “El estímulo está orientado a Estados Unidos y su propia economía, no intenta ser un paquete que tenga un interés de estímulo fuera del país”, explica Axel Christensen, director de estrategia de Inversiones para América Latina en Blackrock. “Dicho eso, sí tiene consecuencias importantes en la región”, aclara.

La importancia de las remesas

“En la medida en que muchas personas de origen latino en Estados Unidos, tal vez, no requieran [el cheque] para hacer frente a situaciones complejas de trabajo o de su economía familiar, hay una mayor probabilidad de que esas remesas se vayan a la región en un momento en el que son muy bienvenidas, porque ha sido de las que más ha sufrido con el golpe de la pandemia,” dice Christensen al teléfono desde Miami, Florida.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) espera que el crecimiento para el 2021 rebote hasta un 4,1% en la región, antes de regresar a una modesta tendencia de crecimiento de alrededor del 2,5% anual. “Esos envíos traen un efecto muy positivo, pueden amortiguar la caída en actividad asociado por la pandemia”, agrega Christensen.

México destaca por ser el país que más remesas recibe del país vecino. A pesar del cierre de actividades entre mayo y julio, las remesas crecieron 11% en 2020 en comparación con el año anterior, alcanzando un récord de 40.607 millones de dólares — el equivalente a casi el 4% del PIB. Para países de Centroamérica como Honduras, El Salvador o Guatemala, las remesas representan entre 13% y 23% de su PIB nacional.

Beneficios al comercio

“Que la economía americana, con esto, empiece a mostrar una recuperación más fuerte significa que habrá una mayor demanda de los productos que el país le compra a la región. Ciertamente México tiene un lugar importante en eso”, asegura Christensen. Durante meses, las propias autoridades mexicanas han augurado que el éxito del Tratado de Libre Comercio que une a ambos países, el T-MEC, sería el motor más potente para la economía mexicana. México es el principal socio comercial de EE UU y viceversa.

Incluso, los datos más recientes apuntan a que el sector manufacturero en México, el cual toma un lugar en las cadenas de suministro globales a EE UU, va muy por delante en su recuperación que otros sectores. “Mientras más coches o electrodomésticos fabricados o ensamblados en México demanden, será una buena noticia. Y así uno puede, dependiendo del tipo de producto, ver los beneficios para distintas economías en la región”, apunta el especialista. El Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce), estima que el estímulo de la Administración de Biden pudiera incrementar las exportaciones hasta un 9%, este año, en comparación con el año pasado.

Para Colombia, el efecto también será importante, ya que casi el 30% de sus exportaciones se van a EE UU, dice Daniel Velandia, economista jefe de la firma Credicorp Capital en Bogotá. En el caso de Brasil, Chile y Perú, la tasa es entre 15% y 13%. “Además, vemos un doble efecto”, asegura Velandia, ”por una parte está el efecto esperado de que el mayor crecimiento de EE UU termine beneficiando el comercio de la región y, por el otro, está el efecto commodities, el cual impactará favorablemente a la mayor parte de economías en la región”.

Materias primas en alza

La demanda de países asiáticos así como la expectativa de crecimiento en Estados Unidos han impulsado los precios de las materias primas, o commodities, en lo que va del año. Incluso antes de que el Congreso pasara el paquete de estímulo, los mercados internacionales ya cotizaban el petróleo, metales y alimentos a precios más altos, esperando una mayor demanda de EE UU, explica Velandia. Esto está ayudando a que países como Chile, por ejemplo, el cual depende de la exportación de cobre, empiecen a recuperar ingresos.

De acuerdo con estimados del equipo de Velandia, unos 96.000 millones de dólares del paquete de Biden se gastarán en transporte e infraestructura, lo cual traerá una demanda por insumos de construcción y minerales necesarios para acelerar la transición energética, muchos de ellos provenientes de Sudamérica.

“Hoy los precios de los principales commodities de la región están recuperados incluso a niveles muy superiores pre pandemia,” dice Eric Parrado, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Pero tanto crecimiento proyectado merece una advertencia para países emergentes. A la par del dinero que el Gobierno estadounidense inyecta a la economía, su banco central, la Reserva Federal, compra diariamente activos en mercados financieros para asegurar que el sistema bancario tenga suficiente liquidez. Es decir, para que bancos e instituciones sigan prestando dinero a los negocios que lo necesitan.

“Un crecimiento mundial más rápido probablemente provocaría que los bancos centrales revisen la orientación de sus políticas monetarias”, asegura Parrado. Esto implicaría que, ante el éxito de los programas de estímulo, la Reserva Federal comience a revertir su política de compra de activos y suba sus tasas de interés, lo que llevaría a inversores a vender sus instrumentos en países de Latinoamérica para comprar instrumentos menos riesgosos y con buenos rendimientos en EE UU. “Un escenario de mayor crecimiento mundial unido a una corrección moderada del mercado financiero podría llevar a un crecimiento del 5,2% en América Latina y el Caribe en 2021. Si la corrección del mercado financiero es severa, borra la mayor parte del impacto positivo”.

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