Los demócratas redoblan la presión al gobernador de Nueva York para que dimita

Los escándalos que rodean al gobernador Andrew Cuomo han saltado este viernes de Nueva York al Congreso de Washington. El coro de voces demócratas que exigen la dimisión del gobernador del Estado por denuncias de acoso sexual a seis mujeres y por maquillar los datos de muertes por covid-19 en los geriátricos se ha convertido en una bola de nieve que amenaza con sepultar su carrera política, aunque el político se aferra al cargo y ha reiterado que no piensa dimitir. Una quincena de congresistas demócratas por Nueva York, entre ellos los prominentes Chuck Schumer, el líder del Senado, Alexandria Ocasio-Cortez y Jerry Nadler, se sumaron este viernes al grupo de 55 legisladores del Estado, también demócratas, que el jueves reclamaron su renuncia. Ese mismo día, la Asamblea estatal ordenó una investigación sobre ambos casos que abre la puerta a un posible impeachment.

En una conferencia de prensa telefónica, Cuomo ha sostenido su inocencia y asegurado que se centrará en su trabajo. “Nunca he acosado a nadie, ni agredido, ni abusado. Siempre hay motivaciones para hacer acusaciones de este tipo [por las seis mujeres que denuncian haber sido acosadas]. No voy a dimitir, voy a centrarme en mi trabajo y colaboraré con las investigaciones en curso para que podamos conocer realmente los hechos. No creo que sea responsable tomar postura ante estas graves acusaciones antes de conocer los hechos”, ha dicho este viernes, subrayando que no cederá “a la cultura de la cancelación”.

Cuomo ha salido así al paso de la mayor ofensiva política contra él hasta ahora, el movimiento coordinado de la quincena de congresistas -casi todos los representantes de Nueva York en Washington-, que sostienen que las denuncias contra el veterano político demócrata son creíbles y alarmantes. El alcalde de Nueva York, el también demócrata -y enemigo jurado de Cuomo- Bill de Blasio, las ha calificado incluso de vergonzosas. “Las repetidas acusaciones contra el gobernador, y el modo en que él les ha dado respuesta, hacen imposible que en este punto siga ejerciendo como gobernador”, ha dicho el congresista Nadler, presidente del comité judicial de la Cámara de Representantes, en un comunicado publicado en la red social Twitter.

La progresista Ocasio-Cortez, por su parte, vincula ambos escándalos para concluir, mediante un comunicado firmado también por su colega Jamaal Bowman, que “a la vista de tales desafíos, el gobernador Cuomo no puede seguir liderando [el Estado]”. En su tercer mandato consecutivo, el gobernador había manifestado anteriormente que no pensaba dimitir, pero su intención puede quedar sepultada bajo la presión de sus correligionarios. El veterano político, que cosechó gran popularidad por su gestión de la primera oleada de la pandemia, sí ha entonado varias veces un mea culpa por su comportamiento, “que pudo haber sido malinterpretado” por las seis mujeres que, hasta ahora, han denunciado en los medios de comunicación y las redes sociales el hostigamiento del gobernador. Todas ellas, menos una, trabajaban con él cuando se produjeron presuntamente los hechos. Cuomo se ha disculpado asimismo por la incomodidad que su “inconsciente comportamiento” pudo haber causado a las jóvenes.

Además del crescendo de voces demócratas, la investigación encargada el jueves al comité judicial de la Asamblea del Estado de Nueva York, que discurrirá en paralelo a las pesquisas ordenadas por la fiscal general del Estado de Nueva York y a las de la policía de Albany -sede de la Asamblea-, abre la vía a un posible impeachment, o juicio político, del gobernador, que sería el primero en más de un siglo en el Estado. En su comunicado, el congresista Nadler distingue entre las hipotéticas responsabilidades penales que se deriven de las investigaciones -la policía de Albany intenta averiguar si uno de los casos fue delito, al haber existido según la víctima tocamientos- y “la cuestión de la confianza” en el liderazgo político.

Para los demócratas más críticos, que no cuestionan la presunción de inocencia pese a “creer a las mujeres y la información existente sobre los hechos”, lo que está en juego es la solvencia como administrador de Cuomo, debilitada por una creciente pérdida de confianza en su gestión. “El gobernador ha perdido la confianza de la población de Nueva York. El gobernador Cuomo debe dimitir”, concluye Nadler, un peso pesado del establishment demócrata. Los escándalos en torno a Cuomo han logrado concitar la unanimidad de los representantes del aparato del partido y de los miembros de la facción más progresista.

La vía libre de la Asamblea de Nueva York a un eventual impeachment ha puesto todas las cartas sobre la mesa, ya que no parecen existir más opciones que la renuncia o el juicio político de destitución. Nueva York presencia embelesado la caída en picado, y en tiempo récord, de la estrella ascendente del Partido Demócrata, que llegó a acariciar la idea de ser el nuevo fiscal general de la Administración de Joe Biden -abogado de formación, ya ejerció esa función en Nueva York entre 2007 y 2010- y que en apenas un año ha pasado de héroe por su gestión de la pandemia a villano. Su futuro político se reduce a pasos agigantados, después de que este fin de semana el líder demócrata del Senado estatal le retirara su apoyo, y un tercio del Legislativo pidiera su dimisión o el inicio de un impeachment. La Asamblea de Nueva York también ha iniciado los trámites para desposeerle de los poderes de emergencia que hace un año le fueron concedidos por unanimidad para gestionar la pandemia.

Como un coche sin frenos y cuesta abajo, la carrera política de Cuomo empezó a torcerse cuando en enero se conoció que una decena de expertos en salud pública de su Administración había dimitido durante la pandemia por discrepancias con sus decisiones sobre el sistema de vacunación o los cierres de la economía, y en general por su forma ejecutiva de hacer política. Pocos días después estalló el caso del falseo de datos sobre muertes por covid-19 en geriátricos del Estado, y Cuomo se vio obligado a reconocer que la cifra real se eleva a más de 15.000, en vez de los 8.000 admitidos por su Administración durante meses; el caso está siendo investigado por el FBI y una fiscalía de distrito en Nueva York.

Pero el remate han sido las acusaciones de seis mujeres por presuntos acosos sexuales, en su mayoría en el lugar de trabajo. La última denuncia mediática, la de una mujer cuya identidad se desconoce y que asegura que fue convocada de noche a la residencia del gobernador en Albany para ayudarle a solucionar una avería del móvil, es la más seria y alude a unos hechos, presuntamente sucedidos a finales de 2020, en los que el gobernador habría incurrido en un “manoseo agresivo” de la víctima. Es el caso que investiga la policía de Albany, por si pudiera ser constitutivo de delito.

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