Biden califica de “totalmente inaceptable” la situación de algunos niños migrantes acogidos en la frontera

El presidente Joe Biden ha calificado de “totalmente inaceptable” la situación de algunos inmigrantes menores de edad que se encuentran en los centros de acogida que su Administración gestiona en la frontera con México. “Es una pregunta seria, ¿verdad? ¿Que si es aceptable para mí? Venga…”, ha respondido a los periodistas en su primera conferencia de prensa oficial desde que llegó a la Casa Blanca. “Por eso vamos a mover a 1.000 de esos niños rápidamente”, ha añadido.

Las detenciones en la frontera, particularmente de niños no acompañados procedentes de Centroamérica, han alcanzado cifras récord desde que Biden llegó a la presidencia el pasado 20 de enero, y muchos atribuyen el fenómeno al cambio de tono del mandatario demócrata respecto a la mano dura de la que hizo gala su predecesor, Donald Trump. Los sistemas de acogida están saturados, creando una situación extrema en la frontera que la Administración demócrata se resiste a calificar de crisis. Biden ha querido relativizar los números, y ha afirmado que un repunte es normal en esta época del año. Ha expresado su solidaridad con los padres que llegan a la conclusión de que su mejor opción es enviar a sus hijos solos en un peligroso viaje hacia Estados Unidos, lo cual, ha dicho, subraya la importancia de su estrategia de atender a los problemas en los países de origen que constituyen la causa profunda de la migración. “No puedo garantizarles que podré resolverlo todo, pero puedo garantizarles que vamos a mejorarlo”, ha dicho al final de una rueda de prensa marcada por un tono más amable que el que acostumbraba su predecesor.

En el encuentro con los periodistas, Biden, que durante las primarias del Partido Demócrata sugirió que no se presentaría a un segundo mandato, ha afirmado que su “plan” es buscar la reelección en 2024. “Mi plan es concurrir a la reelección”, ha respondido, para sorpresa de los periodistas. “Esa es mi expectativa”, ha reiterado quien asumió su primer mandato como el presidente de más edad en llegar a la Casa Blanca y que llegaría a su segundo mandato con 82. Biden ha asegurado que, si lo hace, espera que la vicepresidenta Kamala Harris vuelva a ser su compañera de candidatura. Y que no tiene “ni idea” de si se enfrentará a Trump. “Ni siquiera sé si habrá Partido Republicano”, ha dicho.

En materia de política exterior, Biden ha afirmado que la decisión de Corea del Norte de lanzar dos misiles el jueves viola las resoluciones de Naciones Unidas. “Habrá respuesta si eligen la escalada”, ha dicho, pero ha dejado la puerta abierta a “algún tipo de diplomacia”, siempre que se dirija “un resultado final de desnuclearización”. Respecto a la retirada de tropas de Afganistán, por primera vez ha dicho que no se puede “imaginar” que las tropas estadounidenses sigan allí para final de año. Aunque ha reiterado que será difícil cumplir el calendario actual que contempla la fecha del 1 de mayo.

Biden es el primer presidente en cuatro décadas que ha superado los dos meses de mandato sin celebrar una sesión de preguntas y respuestas con los reporteros, por lo que la cita de este jueves ha estado rodeada de expectativas. Quiso retrasarla con el objetivo de poder utilizarla para promocionar, valiéndose de la solemnidad de la Casa Blanca, las bondades de su colosal plan de rescate a la economía, que el Congreso aprobó hace dos semanas brindando al presidente su primera gran victoria legislativa. Este jueves ha empezado señalando que ya 100 millones de estadounidenses han recibido los cheques directos contemplados en dicha legislación, y recordando el éxito de su Administración en la campaña de vacunación contra la covid. En ese terreno, se ha marcado un nuevo objetivo, que duplica el que se fijó a su llegada. Se ha comprometido a que se administrarán 200 millones de dosis de vacunas en sus primeros 100 días de presidencia (finales de abril).

Pero la actualidad ha introducido en las libretas de los periodistas otros temas que han llevado por otros derroteros más incómodos al presidente. “Fui elegido para resolver problemas”, ha dicho Biden. “Los principales eran la covid y la economía. Ahí es donde puse todo el foco. Ahora nos tenemos que enfocar en los otros, como la inmigración”.

El presidente también se ha mostrado a favor de introducir cambios en la técnica del filibusterismo en el Senado, que mantiene bloqueada buena parte de su agenda social. Se trata de una arcaica táctica que, tradicionalmente, implicaba que los senadores podían hablar durante horas para evitar la votación de una ley o un nombramiento. En la actualidad, ya no hace falta que se levanten y hablen, sino que basta con que la minoría informe de que determinada ley habrá de aprobarse por una mayoría cualificada, que es la que tradicionalmente permitía bloquear los soliloquios y proceder con la tramitación. Biden se ha declarado, como ya hizo en una entrevista televisiva, partidario de volver al filibusterismo tradicional, exigiendo que los senadores se levanten y hablen durante horas, para que la técnica recupere su naturaleza excepcional. “Apoyo con fuerza ir en esa dirección”, ha dicho Biden, y ha advertido: “Si hay caos y bloqueo total como consecuencia del filibusterismo, entonces tendremos que ir aún más lejos”.

La Administración de Biden ha recuperado las comparecencias diarias en la Casa Blanca a cargo de la secretaria de Prensa, Jen Psaki. La regularidad diaria de esos encuentros con los medios se abandonó durante los años de su predecesor, Donald Trump, pero el republicano acostumbraba a responder a preguntas de los periodistas, a menudo de forma espontánea, en sesiones que se prolongaban a veces hasta una hora. En sus encuentros con la prensa, Trump solía arremeter, y a veces hasta insultar, a periodistas de los principales y más prestigiosos medios de comunicación que él consideraba sesgados en su contra y tachaba de “enemigos del pueblo”.

El equipo de Biden, sin embargo, ha controlado muy de cerca las interacciones del presidente con la prensa, que se han limitado básicamente a entrevistas con medios específicos y a preguntas informales en comparecencias. La conferencia de prensa de este jueves ha sido algo diferente, una tradición antigua en la Casa Blanca, en la que el presidente va eligiendo a los periodistas que intervienen, pero carece de control sobre las preguntas, que son emitidas en directo por la televisión, así como las respuestas del mandatario.

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