El Movimiento Interiorista dedica encuentro literario al poeta Leopoldo Minaya

El Movimiento Interiorista del Ateneo Insular se reunió en el Centro de Espiritualidad San Juan de la Cruz, del Caimito, La Torre, para celebrar su reunión mensual, la cual fue dedicada al poeta interiorista Leopoldo Minaya

Don Bruno Rosario Candelier, creador del Interiorismo, expresó su satisfacción por este evento anhelado por los interioristas. Bajo tres clasificaciones generales se desarrollaron los temas en este encuentro: “Ciencia, arte y creatividad”, “Poesía y espiritualidad” y “El arte literario de la narrativa”.

En un estudio titulado “Patología, belleza y creación”, Miguel Ángel Durán señaló que no es nada nuevo para ningún escritor saber que el sufrimiento, la experiencia de dolor, un trauma cerebral o enfermedad pueden inducir un exquisito empuje a la creatividad: atributo incomprensible atribuido solo al ser humano sensible en esta vasta noticia de diversidad existente en la Esfera de lo viviente.

Dijo que quizás sea este atributo de «creador» lo que más acerca al ser humano a la naturaleza divina.

“El verdadero motivo del arte está en la misma naturaleza de la idea. El arte debe expresar la idea en su totalidad y la posibilidad de lo negativo. La enfermedad es la cruel paradoja que demuestra la tendencia a la muerte de un ser desde el momento en que se nace”, señaló.

Marcia Castillo disertó sobre el tema “Neurociencia, arte y creación” e indicó que para ella “es una pasión el maridaje entre la ciencia y el arte”.

“El poeta es médico, el que cura la herida existencial, esa herida que todos llevamos, que es la herida de la infancia. Necesitamos, de alguna manera, subsanar estas heridas que están en el inconsciente, que no conocemos, y que desborda en nosotros en potencial creativo”, indicó.

La sesión de la noche fue dedicada al poeta interiorista Leopoldo Minaya, y Luis Quezada Pérez disertó sobre la “Dimensión teológica en la lírica de Leopoldo Minaya”.

“Visualizo en la poética de Leopoldo Minaya los tres caminos planteados por Bruno Rosario Candelier para acercarse al misterio: el mito, la metafísica y la mística. Leopoldo Minaya quita el velo de su interioridad y deja visualizar su rica y fértil imaginación, creadora a través de sus poemarios, de verdaderos paraísos infantiles”, dijo.

“En segundo lugar, hay en él una profunda poesía metafísica, de un creador que desde la estética busca descifrar los códigos de la existencia humana. En ese sentido es un verdadero poeta existencialista. En tercer lugar, estamos ante una sublime poesía mística, que busca ‘al desnudo’ el Misterio, sin mediaciones, sin glosas, sin estereotipos. Me recuerda a Francisco de Asís, cuando pedía «un evangelio sin glosa»”, agregó.

Sobre la “Estética y creatividad en la poesía de Leopoldo Minaya”, Miguelina Medina disertó utilizando “como marco expositivo el libro de Bruno Rosario Candelier Poética del Interiorismo”.

“Esa ‘energía creadora y voz de la creación’ que explica Rosario Candelier en su libro, dijo, se hace evidente en el poemario La hora llena (publicado en 2010).

Explicó que en el poemario Preeminencia del tiempo y otros poemas, de Leopoldo Minaya (publicado en 1998) “esa ‘energía creadora y voz de la creación’ también está presente’:

Bruno Rosario Candelier tituló su ponencia “Contemplación mística y revelación en Leopoldo Minaya” y basado en el poema “La voz del ángel” expresó que este “se iguala a la altura que emplearon autores como Franklin Mieses Burgos, Manuel Rueda, Manuel Valerio y Máximo Avilés Blonda, autores que lograron una obra luminosa y ejemplar”.

“Con ese poema, ya eso le garantiza a Leopoldo Minaya una permanencia en la literatura dominicana”, puntualizó y agregó: “Ese poema se sitúa en el primer lugar de los grandes poemas dominicanos. Yo no conozco un poema de esa categoría en la literatura dominicana, y yo creo que… bueno, la he estudiado bastante la literatura dominicana, y puedo dar ese testimonio”.

“¿Por qué logró Leopoldo escribir un poema de esa naturaleza? A mi juicio ese poema es fruto de una revelación. Es decir, no se trata de que el poeta se sentara a escribir para testimoniar lo que está sintiendo, sino que él se vio forzado —eso es lo que yo interpreto— a recibir una voz de lo Alto, una voz que tocó su sensibilidad profunda, que tocó el interior de su conciencia y le sopló desde lo Alto”, explicó Rosario Candelier.

Terminada las disertaciones los poetas Andrés Ulloa, Elidenia Velásquez, William Acevedo Fernández, Fernando Hiciano, Josanny Moní y Leopoldo Minaya leyeron sus poemas acrecentando la excelsitud de la noche.

En la sesión dominical, Sandra Berroa expuso sobre “La voz infantil en Las lágrimas de mi papá”, del autor Miguel Solano y Rosbelisa Berroa leyó su cuento “Miseria” en el cual presenta un hecho real social cuyas imágenes repetitivas fueron sanadas a través de la creación de esta narrativa, según lo expresó la joven y talentosa autora.

De igual forma la narradora Rita Díaz Blanco leyó un cuento para niños de su creación donde, con su delicada expresión al contar, la educadora transforma la maldad de “el ogro” en la armonía de la bondad producto del amor y la inocencia infantil.

Miguelina Medina leyó su cuento “Las memorias que vuelven” el cual, según palabras de Rosario Candelier, utiliza un concepto estructural narrativo denominado “Memoria vicaria”, del cual es el creador.

Y Sandra Berroa expuso un breve estudio sobre la obra del mismo autor, La sabiduría sagrada.

El encuentro terminó cuando se dio la primicia de que se hará una antología de cuentos interioristas, sugerida en esta mañana por el narrador Miguel Solano, y que recogerá la narradora Rita Díaz Blanco.

Sobre el libro La intuición cuántica de la creación

De la autoría de la narradora y periodista Emilia Pereyra fue leído un ensayo sobre La intuición cuántica de la creación, libro de Bruno Rosario Candelier.

Pereyra expone que los planteamientos de Rosario Candelier poseen gran valor para los hacedores de la poesía y la ficción, por cuanto es de gran importancia tener plena conciencia de la procedencia de las manifestaciones del pensamiento y de la palabra.

“Nos alumbra el autor cuando toca el tema de la originalidad, que tanto preocupa a muchos creadores, ya que se consideran harto difícil conseguir una voz propia, única y distintiva. Cree el mocano que en la medida en que somos más auténticos, podemos ser más genuino”, dice Pereyra en su texto.

Y agrega: “Si nos convencemos de que podemos dar un genuino testimonio creativo y lo hacemos tal y como lo percibimos, entonces ese testimonio puede ser iluminador, creativo y edificante para el hombre. ¿Saben ustedes por qué digo iluminador para los demás?, pregunta don Bruno. Y responde: “Porque el testimonio que es producto de intuiciones y vivencias es exclusivo, es fruto de la percepción exclusiva de lo imaginado y, por tanto, es singular, único y peculiar de la realidad”.

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