Festival de la Canción de Eurovisión regresa pese a pandemia

Tras haberse cancelado el año pasado debido a la pandemia de coronavirus, el Festival de la Canción de Eurovisión regresa con su embriagadora mezcla de música y melodrama.

Las delegaciones nacionales que viajan a la ciudad portuaria holandesa de Rotterdam cumplen estrictas medidas para reducir el riesgo de infecciones, mientras miles de fanáticos autorizados a asistir a los ensayos generales, dos semifinales y la gran final del 22 de mayo deberán someterse a pruebas de COVID para asegurar que no introduzcan el virus al recinto.

El productor ejecutivo Sietse Bakker se alegra de que haya evento del todo.

“Organizar el Festival de la Canción de Eurovisión siempre es un desafío porque tienes menos de un año para montar uno de los eventos más grandes y complejos de Europa, pero hacerlo en una pandemia es mucho, mucho más complicado”, dijo a The Associated Press.

Pese a las medidas sanitarias el concurso, que tiene como objetivo unir a Europa a través de la música, pretende seguir con su tradición de 65 años de diversión optimista.

Los fans que se encuentren cerca del estadio de Ahoy ya pueden comenzar a disfrutar del evento. Los semáforos en una pasarela peatonal afuera del lugar ahora muestran una figura verde bailando al ritmo de la emblemática canción “Waterloo” de ABBA, ganadora del certamen de 1974, cuando es seguro cruzar.

El popular evento mezcla elementos exagerados — en los ensayos, el noruego Andreas Haukeland, conocido como TIX, interpretó su canción “Fallen Angel” con enormes alas blancas — con letras que fomentan la inclusión y la positividad al tiempo que evitan los mensajes políticos.

Bielorrusia fue expulsada incluso antes de que comenzara el evento porque los organizadores de la European Broadcasting Union dijeron que la canción original del país “pone en tela de juicio la naturaleza apolítica del concurso”. También rechazaron una canción de reemplazo.

El tema del festival de este año es ”ábrete”. En realidad, fue elegido antes de que la pandemia descarrilara la vida pública en todo el mundo, pero ahora que Europa comienza tentativamente a emerger de la pandemia resulta muy adecuado.

“Decidimos mantener el tema porque, especialmente en estos tiempos, es importante que estemos abiertos el uno al otro y que sintamos la posibilidad de abrirnos el uno al otro para mostrar nuestros verdaderos sentimientos, emociones y pensamientos”, dijo Bakker.

El ganador holandés de 2019, Duncan Laurence, dice en el cibersitio del evento que ve la música como una manera de forjar enlaces: “Por eso necesitamos el Festival de la Canción de Eurovisión. Para sentirnos conectados de nuevo”.

Miles de seguidores podrán hacer la conexión en persona.

Cada evento del festival estará abierto a 3.500 asistentes — cerca del 20% de la capacidad del estadio — que deberán mostrar un resultado negativo a una prueba de COVID hecha en las últimas 24 horas.

Los 10 ganadores de las semifinales se unirán a Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido, junto con el país anfitrión, Holanda, en la final. En cada país participante votará un panel de expertos de la industria musical y los espectadores.

La pandemia llevó a la cancelación del evento del año pasado y este año impidió que la cantante australiana Montaigne volara a Rotterdam. Holanda es la sede del festival porque el país ganó la última vez que se llevó a cabo el concurso, en 2019.

Montaigne sigue en la competencia, pero enviará una actuación grabada en vivo.

No será la única que falte. La madre del participante holandés Jeangu Macrooy tampoco podrá asistir porque no puede viajar desde su casa en Surinam. Y el padre del cantante congolés-sueco Tusse quiere saber si puede votar por él desde su casa en el Congo.

Ucrania pasó un susto cuando la cantante principal de su banda Go_A, Kateryna Pavlenko, tuvo que saltarse un ensayo en Rotterdam y hacerse la prueba de coronavirus tras sentirse mal. El resultado fue negativo y fue recibida de nuevo.

Ella y la banda se encuentran entre 39 participantes nacionales que compiten por una codiciada victoria que podría darles una carrera internacional o al menos una fama fugaz.

Para muchos, la audiencia de millones de televidentes es una oportunidad para expresar mensajes de inclusión y positividad.

La representante de Rusia, Manizha, interpreta una canción cuya letra dice: “Cada mujer rusa necesita saber que es lo suficientemente fuerte como para rebotar contra la pared”.

La cantante, cuya familia huyó a Rusia de Tayikistán, dijo que el mensaje es para mujeres de todo el mundo “porque tenemos que serlo, tenemos que ser valientes. Necesitamos ser más felices. Y estoy feliz de poder inspirarlas en ese escenario porque, ya sabes, el escenario de Eurovisión es uno de los escenarios más grandes del mundo”.

La cantante maltesa Destiny también tiene un mensaje de positividad corporal que espera llevar hasta la final. La poderosa voz de la joven de 18 años la ayudó a ganar el concurso de Eurovisión Junior y llegar a las semifinales de “Britain’s Got Talent” en 2017.

En medio de las muchas actuaciones exageradas, la canción relativamente moderada “Voilà” de la francesa Barbara Pravi se ha vuelto la favorita de los corredores de apuestas.

Y la intérprete de Chipre Elena Tsagrinou ya ha sido centro de atención luego que fieles cristianos ortodoxos en la isla mediterránea protestaron diciendo que promueve el culto satánico.

Tsagrinou dice que su canción, “El Diablo”, que interpreta flanqueada por cuatro bailarines con trajes rojos ceñidos, fue mal interpretada y en realidad trata sobre una relación abusiva entre dos amantes.

Se ríe de la polémica que incluyó a manifestantes portando cruces de madera y cantando consignas afuera de la emisora estatal de Chipre en marzo.

Tsagrinou dijo que lidiar con las restricciones de COVID-19 es difícil antes del concurso, “pero eso no nos va a detener y vamos a sentir la vibra que queremos sentir y la sonrisa en nuestro rostro”.

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