Las hostilidades siguen sin amainar en Gaza mientras se negocia un alto el fuego

Sin apenas disparos de cohetes hacia Israel durante horas y con los ataques de la aviación israelí cada vez más espaciados y concentrados sobre objetivos militares de Hamás, la escalada bélica de Gaza se encamina este jueves, undécimo día de contienda, hacia el inicio de un alto el fuego. La presión ejercida el miércoles hacia Israel por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para forzar una inmediata desescalada pareció haber surtido efecto. Al menos durante la madrugada, no se produjeron bombardeos aéreos ni lanzamientos de proyectiles. La mediación de Egipto entre las partes también empieza a funcionar. Pero la lógica de la guerra de golpe por golpe se impuso en ambos bandos, que reanudaron las hostilidades durante la jornada.

Musa abu Marzuk, dirigente de Hamás, el movimiento islamista que gobierna de facto en Gaza, fue quien más claramente anticipó la deriva hacia un alto el fuego pactado “en uno o dos días” en una entrevista emitida por un canal de televisión libanés durante la noche del miércoles. Hamás exige a Israel que no vuelva a penetrar con sus fuerzas de seguridad en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, tercer lugar sagrado del islam, y cancele los procesos de desahucio contra decenas de familias palestinas amenazadas con ser expulsadas de sus viviendas en el barrio de Sheij Yarrah, al norte de la Ciudad Vieja.

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Mientras el Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, reitera el mantra de que las operaciones militares no se detendrán hasta que se hayan completado todos sus objetivos, los jefes del Ejército hebreo reconocen a los analistas de defensa de la prensa israelí que la misión está prácticamente cumplida en Gaza. La destrucción de gran parte de las capacidades ofensivas y defensivas de Hamás y la Yihad Islámica, la eliminación física de muchos de sus comandantes y la reinstauración de la aplastante disuasión bélica de Israel son el resultado de una confrontación asimétrica que parece próxima a su fin. El Gabinete de Seguridad, órgano gubernamental que decide sobre las ofensivas militares y las treguas, ha sido convocado a última hora de la tarde de este jueves para examinar la evolución de la situación.

Un aluvión de más de 4.000 cohetes –incluso sobre el corazón económico del país en la región de Tel Aviv, con decenas de miles de civiles huyendo hacia los refugios antiaéreos– ha sido el precio a pagar por Israel, que ha contabilizado oficialmente 12 muertos (entre ellos dos menores) por el impacto de proyectiles en su territorio. Cientos de bombardeos aéreos y de artillería han arrasado manzanas enteras de casas y torres de oficinas en el enclave palestino, donde han perdido la vida 230 personas, incluidos 65 niños y 39 mujeres, según el Ministerio de Sanidad palestino. Portavoces castrenses israelíes aseguran que más de 160 de los fallecidos en sus ataques son milicianos islamistas. El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Organización Mundial de la Salud han llamado a dar un urgente respiro a la población civil tras 11 días de bombardeos.

Mientras se reducen paulatinamente la intensidad de las hostilidades y la lista diaria de bajas, la diplomacia intenta abrir paso a un alto el fuego. El enviado de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Tor Wennesland, se reunió en Qatar, país también involucrado en la mediación, con el máximo líder de Hamás, Ismail Haniya. La Asamblea General de la ONU también ha sido convocada este jueves para debatir sobre la situación en Oriente Próximo. Estados Unidos, sin embargo, ha descartado secundar una propuesta de Francia en el Consejo de Seguridad para exigir a ambas partes que detengan los combates. Washington confía en que se confirme la desescalada en las próximas horas.

Un hombre anda frente a los edificios destruidos de Gaza tras ser bombardeados en la ofensiva israelí, este jueves. MAHMUD HAMS / AFP

En Jerusalén, el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, se reunió con Netanyahu, a quien le expresó el apoyo de Berlín al derecho de Israel a defenderse y responsabilizó a Hamás de haber desatado la escalada bélica. El disparo de siete misiles desde Gaza sobre la región de Jerusalén el pasado día 10 desencadenó la ofensiva israelí a gran escala. Durante el reciente mes de Ramadán, los enfrentamientos con la policía registrados en la mezquita de Al Aqsa encendieron los ánimos en la comunidad palestina, incluida la que vive en Cisjordania y la que cuenta con nacionalidad israelí. El ministro Maas respaldó ante el primer ministro israelí “los esfuerzos internacionales en favor de un alto el fuego, a la vista del rápido aumento de las víctimas civiles”, antes de ser recibido en Ramala, sede de la Autoridad Palestina, por el presidente Mahmud Abbas.

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