Juicio Odebrecht no provoca expectación

Los fiscales encargados de Odebrechet son amenos, e igual los encartados. Aunque el juicio, por largo y complejo, no provoca expectación.

Los fiscales –se supone– no deben perder ese pleito, y aunque se afanan, no se les ve presión, como si pensaran que la condena es segura.

Los encartados –se supone– serán penados con años de cárcel, y sin embargo, no se les nota estrés, sino todo lo contrario: desenfado.

Pelean adentro y también afuera, y con habilidades de espadachines de películas del Hollywood de los cuarenta o cincuenta.

Se burlan de los fiscales y se ríen de Yanalán.

La suerte luce caprichosa, y como no depende de los fiscales, sino de los jueces, no debe ni cruzarse los dedos. Discernir no será fácil.

Inquieta, intriga, se presume que Odebrecht sea vara oportuna para medir los procesos en curso. Que si se canta “mamá, no puedo con ella”, el piquero no podrá alzar la voz.

Aunque existe un elemento de diferenciación. La causa a los supuestos sobornados, se considera más un caso del pasado mandato que del actual.

La continuidad de Estado en justicia tendría que demostrarse, y con el debido proceso, la oportunidad luce calva.

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