De Nueva Zelanda a Aotearoa: los maoríes piden recuperar el topónimo indígena del país

Niños zeolandeses practican una danza tradicional maorí en New Plymouth, Nueva Zelanda, en noviembre de 2015.
Niños zeolandeses practican una danza tradicional maorí en New Plymouth, Nueva Zelanda, en noviembre de 2015.Hagen Hopkins

Como cada día, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, compareció el lunes ante la prensa para informar sobre la lucha contra la variante delta de la covid-19. Su alocución no fue solo en inglés, Ardern pronunció unas frases en la otra lengua oficial del país: el maorí. Otros miembros del Gobierno y los medios de comunicación se están sumando estos días al esfuerzo de la primera ministra para introducir palabras en ese idioma en su discurso. Es su forma de unirse a la celebración de la semana del te reo Māori, la lengua autóctona de Nueva Zelanda. No es casualidad que el partido maorí del país haya escogido esta semana para lanzar una petición que reclama el cambio del nombre oficial del país, Nueva Zelanda, a su topónimo maorí, Aotearoa, que se traduce como el país de la larga nube blanca.

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El colíder de la formación, Rawiri Waititi, que lleva la cara cubierta con tatuaje tradicional indígena, compareció ante la prensa este martes para anunciar esta controvertida decisión de su partido: “Ha llegado la hora de que el te reo Māori recupere su legítimo lugar como el lenguaje primordial y oficial en este país. Somos un país polinesio, somos Aotearoa”. La petición también reclama que todas las ciudades y pueblos del país adopten su topónimo maorí en un proceso que culminaría en 2026.

El te reo Māori ha vivido un declive incesante desde la Segunda Guerra Mundial, cuando las autoridades desalentaron activamente su uso público y con ello consolidaron el idioma de los colonizadores británicos. Esta tendencia oficial empezó a revertirse en 1987, cuando el maorí fue reconocido como la lengua oficial de Nueva Zelanda, en un impulso para revivir un lenguaje en peligro de extinción. Pese a ello, el partido maorí calcula que solo un 3% de los neozelandeses pueden hablarlo, y entre los indígenas -unas 850.000 personas de una población total de 5 millones- solo un 20% conoce su idioma ancestral. Uno de los principales obstáculos para la supervivencia de esta lengua es el hecho que aún no se ha establecido como asignatura obligatoria en las escuelas.

El partido maorí solo cuenta con dos diputados en el Parlamento neozelandés, y por tanto su petición para cambiar el nombre oficial de Nueva Zelanda tiene pocas posibilidades de prosperar. Los laboristas cuentan con la mayoría absoluta y la primera ministra Jacinda Ardern dejó claro este martes que el debate no forma parte de su agenda: “No planeamos lanzar un proceso oficial para cambiar el nombre de Nueva Zelanda. Al mismo tiempo, me anima ver que la gente utiliza los topónimos indistintamente y creo que esta tendencia va a seguir creciendo”.

Aunque el nombre de Aotearoa es cada vez más popular entre la población, Ardern es consciente de que hay un porcentaje muy alto de neozelandeses que se oponen a cualquier iniciativa que anteponga el uso del maorí sobre la lengua inglesa. El principal partido de la oposición, el conservador Partido Nacional, ha denunciado que el gobierno cada vez usa más los nombres indígenas y ha pedido que se celebre un referéndum para que los ciudadanos puedan decidir qué nombre prefieren para su país.

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Ante los que se oponen a la adopción del nombre Aotearoa, el partido maorí recuerda que en realidad Nueva Zelanda no es un nombre inglés. El explorador holandés Abel Tasman “descubrió” estas islas situadas en el Océano Pacífico en 1642, que poco después fueron bautizadas con el nombre de Nieuw Zeeland, en referencia a la provincia de Zeeland en su país de origen. Tasman nunca llegó a pisar las islas y fueron los británicos quienes colonizaron estas tierras a partir de 1769 y adoptaron el topónimo holandés en su versión inglesa, New Zealand. En su comparecencia de este martes ante la prensa, el colíder del partido maorí, Rawiri Waititi, cuestionó el apego que los neozelandeses tienen a este nombre con una broma: “Nueva Zelanda es un nombre holandés. Hasta los holandeses cambiaron su nombre, de Holanda a Países Bajos, ¡por amor de Dios!”.

Aunque la petición del partido maorí es más simbólica que práctica, los líderes de la formación intentan aprovechar el renovado ímpetu que las nuevas generaciones están dando al lenguaje autóctono. Este martes al mediodía el país celebró el Momento del Lenguaje Maorí, con más de un millón de personas hablando te reo Māori de forma simultánea.

Al mismo tiempo, cada vez hay más figuras públicas que reivindican el uso de la lengua con su propio ejemplo. La cantante neozelandesa Lorde, que está promocionando su tercer álbum Solar Power, acaba de publicar un mini-álbum donde interpreta cinco de las canciones en maorí. En sus entrevistas ante medios de comunicación de todo el mundo, Lorde ha lamentado que no pudiera aprender maorí en la escuela: “Nunca ha sido una parte importante de mi vida, un hecho que siempre me ha causado tristeza y un poco de culpabilidad. Con declaraciones como esta, Lorde no solo refleja un sentimiento cada vez mayor entre los jóvenes neozelandeses, sino que además su estatus de diva del pop supone una poderosa catapulta para el lenguaje maorí.

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