El canciller del chileno Piñera dirigirá la Secretaría General Iberoamericana
La Secretaría General Iberoamericana (Segib), un organismo al que algunos países de América Latina miraban hasta ahora con desdén y que solo parecía importar a España, se ha convertido este viernes en Santo Domingo (República Dominicana) en objeto de una reñidísima pugna política. Los representantes de los 22 países de la comunidad iberoamericana (19 americanos, además de Portugal, España y Andorra) han elegido al chileno Andrés Allamand Zavala, de 63 años, ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Sebastián Piñera, nuevo secretario general iberoamericano en sustitución de Rebeca Grynspan, que en septiembre dejó el cargo para pasar a dirigir la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). Al puesto se presentaron cuatro candidatos: el exministro de Exteriores peruano José Antonio García Belaúnde, los actuales cancilleres de Guatemala y Chile, Pedro Brolo y Andrés Allamand, y la exvicepresidenta ecuatoriana Rosalía Arteaga.
Aunque hasta ahora se había elegido este cargo por consenso, los cancilleres decidieron votar al elegido para evitar un bloqueo que podía ser indefinido. Pero la decisión no era fácil, ya que los apoyos de los cuatro candidatos estaban muy igualados, aunque con ventaja inicial de la única mujer. Así que se decidió realizar varias rondas de votaciones de carácter eliminatorio: primero se cayó Belaúnde, luego se hizo una votación entre Brolo y Allamand, en la que ambos quedaron empatados y, finalmente, el canciller chileno se impuso y se enfrentó en la final a la ecuatoriana, derrotándola; aunque por una corta diferencia, 12 votos a 8, según fuentes diplomáticas.
La victoria de Allamand ha sido una sorpresa, ya que este forma parte de un Gobierno saliente, que será sustituido por el ganador de la segunda vuelta de las presidenciales chilenas, el próximo 19 de diciembre. Además, Arteaga tenía la ventaja de pertenecer a un país andino, ya que los dos primeros secretarios generales de la Segib fueron del Cono Sur, Enrique Iglesias (Uruguay) y de Centroamérica, Grynspan (Costa Rica). Sin embargo, el chileno ha sabido jugar la baza de sus buenas relaciones personales con la mayoría de los cancilleres y se ha ganado el voto de quienes apoyaban a candidatos caídos en las distintas rondas eliminatorias, a pesar de representar a una derecha tradicional en retroceso en el continente. España era partidaria de evitar a gobernantes en activo, que han tenido que posicionarse sobre conflictos con países vecinos, pero al final el ministro Albares ha calificado de “muy positivo” un resultado que evita prolongar indefinidamente una situación de interinidad. El ministro se ha reunido con el nuevo secretario general y ha elogiado la voluntad de Allamand de trabajar conjuntamente con España (la sede de la Segib está en Madrid) para hacer avanzar la institución.
Solo la polarización política que vive América Latina, donde un ultraderechista (José Antonio Kast) y un izquierdista (Gabriel Boric) se disputarán la presidencia chilena, como ya sucedió en Perú, puede explicar que un puesto técnico e inocuo, como el de secretario general de la Segib, se haya convertido en objeto de una disputa tan reñida. Lo primero que sorprendió fue la presencia en la reunión de Santo Domingo de 13 cancilleres, incluidos algunos tradicionalmente ausentes de estas citas, como el cubano Bruno Rodríguez o el venezolano Félix Plasencia, lo que demostraba que la elección no dejaba indiferente a nadie.
Albares ha aprovechado la ocasión para reunirse con varios de ellos, incluido el venezolano Félix Plasencia, con el que ha mantenido su primera entrevista. Buena parte de la conversación se ha centrado en las polémicas elecciones locales y regionales celebradas el pasado domingo en Venezuela, en las que los candidatos del régimen de Maduro se hicieron con 20 de las 23 gobernaciones y 205 de las 335 alcaldías en juego, en medio de una fuerte abstención. La Misión de Observación de la UE todavía no ha publicado su dictamen definitivo, pero en sus conclusiones provisionales daba una de cal y otra de arena, al reconocer que han mejorado “las condiciones electorales en comparación con las tres elecciones nacionales anteriores”, pero advirtiendo de que aún “persisten deficiencias estructurales”, como la inhabilitación arbitraria de candidatos de la oposición, el uso abusivo de recursos del Estado en favor del oficialismo, el acceso desigual a los medios de comunicación y la falta de independencia judicial. Esta era la primera vez que los partidos de la oposición participaban en unas elecciones venezolanas desde 2018 y que la UE enviaba una misión de observación desde hace tres lustros. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha sentenciado ya que las elecciones “no fueron libres ni limpias”.
Albares pidió a su homólogo venezolano acabar con las prácticas denunciadas por la misión de la UE y retomar cuanto antes las negociaciones con la oposición que se desarrollaban en México y quedaron suspendidas en octubre pasado, para garantizar que las próximas elecciones presidenciales, al contrario que las del domingo pasado, sean “plenamente libres y competitivas”, según fuentes diplomáticas. La cancillería venezolana se había mostrado previamente “decepcionada” por los “juicios de valor” vertidos por el Ministerio de Exteriores español en una nota en la que advertía de que los comicios locales no habían cumplido las “expectativas democráticas”.
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El ministro se reunió también con los cancilleres de Cuba (Bruno Rodríguez), a quien ha pedido que se devuelvan las credenciales a todos los periodostas de la agencia Efe en la isla, Guatemala (Pedro Brolo), Perú (Óscar Maúrtua), Ecuador (Mauricio Montalvo) y República Dominicana (Roberto Álvarez), entre otros.
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