Los socios europeos apoyan a París en su pulso con Londres por los migrantes

Francia buscaba el apoyo europeo en el pulso que el presidente Emmanuel Macron mantiene con el primer ministro británico, Boris Johnson, tras la muerte de 27 migrantes en el canal de la Mancha. Y lo encontró.

El ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, anunció este domingo, tras reunirse con varios homólogos de la UE en Calais, “una lucha todavía más intensa” contra los traficantes que organizan los pasajes en precarias barcas desde las playas cercanas a Calais y rumbo a la costa británica. A partir del 1 de diciembre, un avión de la Agencia Europea de Guardafronteras y Guardacostas (Frontex) patrullará “día y noche” sobre la zona para reforzar la vigilancia a las redes de traficantes, que, según algunos migrantes en la zona, cobra sumas de hasta miles de euros.

El despliegue del avión de Frontex es la única decisión tangible en una reunión en la que participaban ministros y secretarios de Estado de distinto rango de Bélgica y Holanda —los países de la UE, junto a Francia, ribereños de la Mancha o del mar del Norte—, además de Alemania, la Comisión Europea, Frontex y Europol. Lo que buscaba Francia era otra cosa: enviar un mensaje de unidad europea en una semana en la que el peor naufragio en mucho tiempo en las aguas franco-británicas derivó en una crisis diplomática entre Londres y París.

En una carta pública difundida el jueves en Twitter, Johnson dio a entender a Macron que su país debería ser más estricto en el control de la frontera. Y sugirió que la policía británica podía desplegarse en Francia para ayudarles.

Macron replicó: “Me sorprenden los métodos que no son serios. Un dirigente y otro no se comunican por tuits ni por cartas que se hacen públicas. Venga, venga…”.

Darmanin, que al principio había convocado a la reunión de Calais a su homóloga británica, Priti Patel, retiró la invitación. Patel lamentó este domingo, en un artículo en The Sun que no se le hubiese permitido estar en la cita de Calais. En un mensaje en Twitter, añadió: “Mantendré esta semana conversaciones urgentes con mis homólogos europeos para impedir nuevas tragedias en el Canal”.

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“Esta reunión no era antinglesa: era proeuropea”, dijo Darmanin en una rueda de prensa tras la reunión. “Y debemos trabajar junto a nuestros amigos británicos, y decirles un cierto número de cosas”.

El primer mensaje, recogido en un comunicado de tres páginas, invita al Reino Unido a definir un nuevo marco de cooperación tras el Brexit. Es un propósito vago, pero refleja el hartazgo creciente entre los franceses. En virtud de los acuerdos franco-británicos de Le Touquet, de 2004, la frontera entre ambos países se desplazó en la práctica a la costa francesa. A cambio de contribuciones millonarias del Reino Unido, Francia se encarga de la vigilancia de la frontera y ejerce de guardián de la inmigración clandestina.

Mercado laboral atractivo

El segundo mensaje es más específicamente francés —no figura en el comunicado— y apunta a los motivos por los que miles de personas sin documentación legal procedentes de países en guerra o en profunda crisis económica acaban en Calais, puerto de donde salen los ferris hacia Inglaterra y próximo del túnel bajo la Mancha. Un motivo es, precisamente, que la frontera se encuentra ahora en esta ciudad y es una frontera cerrada para los indocumentados que quedan atrapados allí.

Pero otro motivo, según Darmanin, obedece a lo que llamó el “atractivo” del mercado laboral británico. “En Inglaterra se puede trabajar sin carné de identidad”, afirmó el ministro francés, sugiriendo que los migrantes de Calais rechazan quedarse en Francia y quieren cruzar como sea porque saben que en ese país existe un mercado irregular que les permite trabajar sin documentos legales.

Los intentos de cruzar el canal de la Mancha se han disparado en los años recientes hasta el punto de que ha habido días que llegan al Reino Unido más de 1.000 personas, pese al frío y al peligro de un estrecho con un tráfico constante de grandes barcos de mercancías y de ferris de pasajeros y vehículos. Hasta 2018, los inmigrantes intentaban cruzar durante años colándose en los camiones que pasan en ferri o por el túnel, pero el perfeccionamiento de las medidas de control bloqueó esta vía y abrió otra: el pasaje por mar, mucho más peligroso.

“Ellos no son los responsables, sino quienes les explotan”, dijo Darmanin. “A veces, son de la misma nacionalidad que los migrantes. Hemos visto que hay muchos pasadores iraquíes. Y hay que combatirlos como europeos, porque con frecuencia los barcos se compran en Alemania, el dinero está en Bélgica, los pasadores se alojan en Países Bajos”.

Pierre Roques, de la asociación Auberge des migrants en Calais, es escéptico sobre la efectividad de las medidas. “Al poner cada vez más y más policía en las playas, se incitó al sector de los pasadores a desarrollarse, porque la gente no tenía otra opción que requerir su servicio”, decía el sábado. “Siempre habrá pasadores mientras haya una frontera cerrada”.

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