Los ataques contra la población se recrudecen en Ucrania con un bombardeo a un centro comercial de Kiev

En la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania, los ataques contra la ciudadanía son cada vez más mortíferos y contundentes. Dos bombardeos en Kiev y los disparos de soldados rusos para dispersar una manifestación en la ocupada Jersón este lunes evidencian la crudeza de la batalla en medio del estancamiento de las negociaciones. Odesa, en el sur, una ciudad largamente ansiada por Putin y el nacionalismo ruso, ha sufrido su primer ataque, también contra una zona residencial. En Mariupol, la localidad que se ha convertido en símbolo de la destrucción y el ensañamiento con los civiles en esta guerra que cumple ya 26 días, las tropas ucranias han rechazado rendirse ante el ultimátum que les lanzó Moscú el domingo. En Járkov, la segunda ciudad del país, ferozmente bombardeada por las tropas de Putin y casi cercada, el Gobierno ucranio acusó a Moscú de secuestrar un convoy humanitario. Las autoridades de Kiev, además, acusan al Kremlin de poner en marcha una estrategia de deportaciones a Rusia de cientos de ciudadanos, incluidos niños. Pese a las evidencias, Moscú asegura que no ataca zonas civiles.

A medida que el avance en la ofensiva rusa se ha estancado en varios frentes, el Kremlin endurece su estrategia de asedio y bombardeos contra la población civil en una guerra que también es de desgaste. Un ataque a última hora del domingo, con una explosión que se oyó a varios kilómetros a la redonda, mató a ocho personas en el norte de Kiev. El amanecer, con el fin del toque de queda, trajo de nuevo la imagen de la devastación. Esta vez el blanco de los ataques fue el centro comercial Retroville, de reciente construcción. La galería se levanta en uno de los ensanches en el norte de la capital de Ucrania, no lejos de la zona en la que desde hace días el Ejército ucranio y el ruso se disputan el terreno de acceso a la capital. En la tarde de este lunes, desde la zona atacada todavía se escuchaban en la distancia los combates.

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Los vecinos se agolpaban por la mañana lo más cerca que podían de la zona acordonada en torno al centro comercial atacado. “Fue como un terremoto”, explicó Victoria, haciendo con las manos el gesto de la detonación que sacudió a todos los que viven en el barrio. “Estaba sentada en el sofá de casa cuando todo tembló y empezaron a caer pequeños trozos de las ventanas”, añadió.

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Alrededor del epicentro del ataque hay bloques de unos 15 pisos de altura construidos hace pocos años con zonas ajardinadas en el medio. Muchas de las ventanas y cristales han saltado por los aires. También escaparates de los comercios. Los daños podían verse incluso a varios centenares de metros de la gran explosión que golpeó el centro comercial. Muchos de los carteles de grandes marcas de moda internacional, de la restauración o bricolaje se habían instalado en esta zona comercial que este lunes permanece rodeada por los equipos de seguridad y miembros del Ejército.

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Poco después, el alcalde de la capital, Vitali Klitschko, informó, en una entrevista con TVE, de otro ataque en el centro de la ciudad en el que murió una persona y otras 10 resultaron heridas. “Esperamos nuevos ataques en las próximas 24 horas y nuestra prioridad principal es salvaguardar las vidas de los ciudadanos”, aseguró Klitschko. Rusia justificó el ataque porque, según su versión, destruyó una batería de lanzacohetes y un almacén de municiones cercana al centro comercial, teoría que intentó sustentar con un vídeo.

Horas después del bombardeo, Kiev inició un nuevo periodo de letargo impuesto por el Ayuntamiento. El nuevo toque de queda se extenderá desde la tarde de este lunes hasta la mañana del miércoles. Durante la noche no está permitido salir ningún día. La finalidad de esta medida —que es la tercera vez que se impone a los ciudadanos desde el comienzo de la guerra, el pasado 24 de febrero— es combatir con mayor eficacia a supuestos grupos de enemigos infiltrados en la ciudad, según las autoridades.

Primer ataque a Odesa

En el frente sur, donde las tropas rusas han hecho los mayores avances, las autoridades locales informaron este lunes del primer ataque en la ciudad costera de Odesa, con alrededor de un millón de habitantes, y un puerto estratégico del mar Negro que el Kremlin ansía conquistar. El objetivo, también esta vez, fueron edificios residenciales, pero el ataque no causó víctimas mortales. La localidad, situada en un punto estratégico para Moscú, lleva semanas blindándose ante la posibilidad de una invasión inminente. Las fuerzas del Kremlin, que han apostado buques de guerra en el mar Negro frente a la ciudad histórica, fundada por Catalina la Grande a finales del siglo XVIII, ya habían bombardeado la zona costera y otros puntos de la región, donde se teme incluso un desembarco anfibio.

Tras semanas de intensos combates, Kiev ha perdido el control del mar de Azov, pieza clave geoestratégica para el Kremlin, que trata de unir con un corredor terrestre la península de Crimea, que se anexionó ilegalmente en 2014, con los territorios de las regiones de Donetsk y Lugansk bajo su control a través de los separatistas prorrusos. Las tropas de Putin se han hecho con el puerto de Mariupol, el principal de las aguas de Azov, y han entrado ya en la estratégica ciudad, donde combaten calle a calle contra las fuerzas ucranias, y controlan tres barrios. La situación de la ciudad es apocalíptica. Sin luz, sin calefacción, casi sin alimentos, sin fármacos y con la población que queda sometida a ataques furiosos y constantes. La ciudad está prácticamente arrasada, según las autoridades ucranias, que este lunes aún buscaban supervivientes del bombardeo del domingo en una escuela de arte donde se habían refugiado cientos de civiles y del ataque unos días antes contra el Teatro Dramático de la ciudad.

El ultimátum lanzado por Moscú el domingo para que el Ejército ucranio entregue las armas y abandone Mariupol no ha surtido efecto. El plazo venció a las cinco de la madrugada del lunes (hora de Moscú, tres de la madrugada en la España peninsular) y las autoridades ucranias se niegan a ceder la ciudad, como reclama el Kremlin. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, insistió este lunes en que Ucrania nunca se doblegará ante los ultimátums de Rusia y que ciudades como Kiev, Mariupol o Járkov no aceptarán la ocupación rusa.

Kiev también rechazó la oferta de Moscú de abrir dos corredores humanitarios desde Mariupol a cambio de la capitulación. Mientras, cientos de personas siguen tratando de escapar de la localidad portuaria, en la que han muerto al menos 2.300 civiles, según las autoridades locales. El gobernador de la región de Zaporiyia, Oleksandr Staruj, adonde llegan la mayor parte de los que escapan de la ciudad asediada y de otras localidades bajo el fuego del sureste del país, aseguró el lunes que las fuerzas rusas han alcanzado autobuses que evacuaban civiles de las áreas de primera línea y que cuatro menores resultaron heridos.

El Gobierno ucranio denuncia, además, que Moscú está llevando a cabo deportaciones a Rusia de cientos de personas de Mariupol y de otras ciudades de la zona en contra de su voluntad, incluidos cientos de niños del área del Donbás. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Oleg Nikolenko, aseguró en un comunicado que 2.389 menores fueron separados de sus padres en un solo día, el 19 de marzo.

Bombardeos constantes en Járkov

Además de Mariupol, Járkov, Sumi y Chernihiv, en el este del país, son las ciudades que más han sufrido la táctica rusa de destruir zonas urbanas con artillería. El alcalde de Járkov, Igor Terekhov, asegura que muchos edificios reducidos a escombros en la segunda ciudad del país eran de viviendas. “Es imposible decir que hemos dejado atrás los peores días; estamos constantemente siendo bombardeados; anoche volvió a haber fuego de artillería”, manifestó Terekhov.

Putin, que lanzó su “operación militar especial” para “desmilitarizar” y “desnazificar Ucrania” hace casi un mes, no ha logrado conquistar ninguna de las grandes ciudades del país. Y en muchas de las localidades que ha conseguido ocupar no ha podido cambiar el paisaje de una ciudadanía ucrania hostil al invasor y que no ha recibido con flores a sus supuestos “liberadores”, sino que se ha reunido en manifestaciones pacíficas contra la invasión. En Jersón, en el mar Negro y la ciudad más grande de las que ha logrado ocupar, las fuerzas rusas reprimieron el lunes con fuego real (granadas de aturdimiento y disparos) una protesta contra las tropas del Kremlin, según denunció el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, que aseguró que un pensionista había resultado herido.


Los manifestantes reaccionan a las granadas lanzadas por las tropas rusas en Jersón.Foto: RR SS (VÍA REUTERS)

En el oeste del país, a apenas 166 kilómetros de Polonia, varias personas resultaron heridas el lunes tras un ataque con misiles contra unas instalaciones militares ucranias en la región de Rivne, según informó el Ministerio de Defensa ruso y confirmó el alcalde de la localidad, Alexandr Tretiak, a través de su cuenta de Telegram. “Según las primeras informaciones, hay varios heridos. Informaremos con más detalle más adelante”, detalló el regidor de Rivne.

Mientras los ataques se suceden, los equipos negociadores retomaron las conversaciones este lunes. Los delegados de Moscú y Kiev hablaron por la mañana por videoconferencia durante 90 minutos. Según David Arajamia, líder del partido del presidente Zelenski en el Parlamento, estaba previsto seguir hablando con la delegación rusa durante todo el día.

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