Relación entre diabetes tipo 3 y alzhéimer

Relación entre diabetes tipo 3 y alzhéimer
Relación entre diabetes tipo 3 y alzhéimer

La enfermedad de Alzhéimer es la demencia de mayor ocurrencia en personas mayores de 65 años y su incidencia sigue en aumento. Es un trastorno degenerativo progresivo que produce pérdida de memoria, disminución en las funciones cognitivas, cambios en el comportamiento y la personalidad. (Kandimalla, 2017)

El término “diabetes tipo 3” se ha propuesto recientemente para describir la enfermedad de Alzhéimer. Esto es porque comparte características moleculares  similares a la diabetes tipo 1, 2 y la resistencia a la insulina que se asocian a los signos de demencia que presentan estos pacientes. En palabras simples, se sugiere que el Alzheimer es una enfermedad metabólica en la que el cerebro pierde la capacidad de usar eficientemente la glucosa (azúcar).

Las estadísticas demuestran que la diabetes está en aumento y, consigo, la enfermedad de Alzheimer. La diabetes mellitus tipo 2 se caracteriza por niveles elevados de azúcar en sangre, resistencia a la insulina y reducción relativa en la disponibilidad de insulina. (Mayo Clinic, 2017) La insulina es una hormona producida por el páncreas, encargada de regular procesos de reproducción, plasticidad y otros roles en las neuronas, que la ha vinculado con procesos neurodegenerativos como el Alzheimer. (Gualdrón, 2007) La evidencia científica demuestra una fuerte relación entre la diabetes tipo 2 y el daño cognitivo en el Alzheimer por motivos tales como inflamación, estrés oxidativo y otros mecanismos complejos.

El síndrome metabólico, que incluye dentro de sus marcadores a la obesidad, el hígado graso,  la elevación de los triglicéridos en sangre y niveles bajos de colesterol HDL, tiene dentro de sus causas principales la resistencia a la insulina, mecanismo sugerido que predispone a la enfermedad de Alzheimer.

¿Tiene usted la glicemia en sangre en valores superiores a 100mg/dl? Alármese, no lo tome a la ligera.

Dentro de los factores que promueven esta alteración se destacan:

— Bebidas azucaradas (jugos, café o té con azúcar, bebidas energéticas, sodas)

— Alcohol

— Cereales refinados (pan blanco, pastas, arroz, harinas)

— Dulces 

— Pobre ingesta de fibra (en frutas, verduras, cereales integrales)

Sedentarismo (falta de actividad física) 

— Estar en sobrepeso u obesidad

La insistencia en cambiar los hábitos alimentarios tiene un objetivo que trasciende el control de peso corporal. Para ello, debe utilizar herramientas que le permitan organizar su rutina diaria y garantizar el requerimiento diario de nutrientes, excluyendo de forma frecuente, aquellos factores que predisponen el desarrollo de enfermedades como la diabetes mellitus.

Revise nuevamente la lista de factores antes mencionados y reduzca cada uno de estos elementos, logrando así, la prevención de un trastorno metabólico importante.

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).

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