El excanciller alemán Schröder abandona su puesto en la petrolera rusa Rosneft

El excanciller alemán Gerhard Schröder durante una comparecencia en el Parlamento alemán en julio de 2020.Kay Nietfeld (AP)

A punto de cumplirse tres meses de invasión rusa de Ucrania, el excanciller alemán Gerhard Schröder ha dado un primer paso para desvincularse de las empresas estatales controladas por el Kremlin para las que lleva trabajando casi dos décadas. La mayor petrolera rusa, Rosneft, ha informado este viernes de que Schröder no seguirá en la junta directiva. El propio político, un conocido lobista de los intereses rusos y muy criticado tanto fuera como dentro de Alemania por negarse a romper sus vínculos con Vladímir Putin, ha informado a la empresa de que abandona su cargo como presidente del consejo de administración.

La decisión se conoce un día después de que el Parlamento alemán aprobara retirar a Schröder una de las prebendas de las que disfruta como antiguo canciller: una oficina propia con cinco asistentes que el año pasado costó al erario público más de 400.000 euros. También este jueves el Parlamento Europeo instó a la Comisión a incluir al político socialdemócrata en la lista negra de la UE por estar a sueldo de empresas rusas.

Junto con el excanciller socialdemócrata, abandona el cargo de vicepresidente del consejo de administración de Rosneft el también alemán Matthias Warnig. Ambos eran consejeros independientes del gigante energético cuyo mayor accionista es el Estado ruso. Hasta ahora, Warnig era también el CEO de Nord Stream AG, la compañía gestora de los gasoductos del mismo nombre, con sede en Suiza.

Schröder fue canciller entre 1998 y 2005, periodo durante el que sentó las bases para construir el gasoducto Nord Stream que transporta gas natural directamente desde Rusia por el lecho del mar Báltico, esquivando a países de tránsito como Ucrania y Polonia. Poco después de abandonar la cancillería dio el salto a la compañía Nord Stream AG, que gestiona tanto el Nord Stream 1, en funcionamiento actualmente, como el Nord Stream 2, la ampliación del gasoducto que el Gobierno de coalición de Olaf Scholz paralizó poco antes de iniciarse la invasión.

Una de las decisiones más controvertidas de Schröder se produjo justo antes de ser derrotado en las elecciones generales de 2005 por la democristiana Angela Merkel. Apenas unas semanas antes de los comicios firmó con el presidente ruso el acuerdo para la construcción del primer Nord Stream, que entró en funcionamiento en 2011. La ampliación, el Nord Stream 2, debería haber empezado a bombear gas hace unos meses, pero el canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, paralizó la tramitación administrativa después de que Moscú reconociera las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk el pasado 21 de febrero.

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De momento no hay noticias de que Schröder haya abandonado su puesto en la junta directiva del gestor del gasoducto. Tampoco ha dado explicaciones sobre por qué ha decidido dejar la junta de Rosneft justamente ahora. En una polémica entrevista que dio a The New York Times el mes pasado afirmó que solo renunciaría a su cargo en Rosneft si Rusia decide unilateralmente cortar el flujo de gas a Alemania.

Schröder es un conocido lobista de los intereses rusos y amigo personal de Putin, de quien no hace muchos años aseguraba que era “un demócrata impecable”. En 2014 celebró su 70 cumpleaños en compañía del presidente ruso en San Petersburgo, apenas unas semanas después de la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia. La presión para que abandonara sus cargos en las empresas rusas ha ido en aumento en los últimos meses, especialmente en el SPD, el partido socialdemócrata del que todavía es miembro activo. Hay varias iniciativas abiertas para expulsarle.

Se calcula que como representante de los accionistas de Rosneft el excanciller se embolsaba más de medio millón al año. Según la empresa, no tiene acciones de la compañía, a diferencia de Warnig. El Parlamento Europeo también pidió este jueves a Karin Kneissl, exministra austriaca de Asuntos Exteriores durante el Gobierno de Sebastian Kurz, que abandone su puesto de responsabilidad en Rosneft. La mayoría de los exdirigentes europeos a los que Putin había seducido con puestos en las empresas estatales rusas renunciaron a ellos tras el inicio de la invasión, el 24 de febrero. Dos ejemplos son el ex primer ministro francés François Fillon y su homólogo finlandés, Esko Aho.

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