Turquía desarticula una red iraní que planeaba atentar contra israelíes en Estambul

La policía y los servicios secretos turcos (MIT), en cooperación con sus homólogos de Israel, han desarticulado recientemente una red iraní que planeaba atentar contra ciudadanos israelíes en Turquía, según ha publicado la prensa local y confirmó este jueves el ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid, en una rueda de prensa en Ankara durante su última visita oficial en el cargo antes de su nombramiento como primer ministro la próxima semana. La policía turca ha detenido al menos a ocho personas.

“En las últimas semanas, se han salvado vidas de ciudadanos israelíes gracias a la cooperación diplomática y de seguridad entre Israel y Turquía (…). Irán está tras estos intentos de ataques terroristas. La información de inteligencia no da lugar a dudas. No hablamos solo del asesinato de turistas israelíes inocentes, sino de una clara violación de la soberanía turca por parte del terrorismo iraní”, denunció Lapid. Su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu, afirmó que “se ha dado un mensaje” a las autoridades de Teherán: “Jamás permitiremos que estas amenazas ocurran en nuestro país”.

Varios iraníes han muerto o han sido asesinados en Irán en extrañas circunstancias en los últimos dos meses, en lo que se sospecha que son operaciones del Mosad israelí dentro de la guerra encubierta que mantienen ambos países. De los fallecidos, dos son científicos que, según una fuente iraní citada por The New York Times, fueron envenenados, y otro, un coronel de la Guardia Revolucionaria que presuntamente trabajaba en un plan para atentar contra objetivos israelíes, estadounidenses y franceses.

El aviso de Teherán de que pretende vengar estas muertes ha puesto a Israel en estado de alerta. Al inicio de la pasada semana, el Ministerio de Exteriores del Estado hebreo lanzó un llamamiento para que sus ciudadanos abandonasen “lo antes posible” Estambul y restringiesen sus viajes a Turquía. Ya entonces, subrayaba que había habido “intentos de ataques terroristas iraníes” contra ciudadanos israelíes. Este jueves, varios medios turcos publicaron que, el pasado 17 de junio, la policía turca detuvo a ocho individuos ―cinco de ellos ciudadanos iraníes, supuestamente espías, y el resto “colaboradores locales”― en un hotel y tres pisos de alquiler del céntrico distrito estambulí de Beyoglu. Según la prensa turca, se les incautaron dos pistolas, dos silenciadores y numerosos documentos y material digital. El objetivo del complot era supuestamente atentar contra turistas israelíes y un diplomático retirado. Algunos medios turcos aseguran que los sospechosos han sido trasladados por el Mosad a Israel.

No es la primera vez que se detecta o desarticulan operativos iraníes en territorio turco. El pasado 30 de mayo, el periodista opositor iraní Bagher Moradi desapareció en Ankara ―donde vivía tras huir de su país hace casi una década― y su familia ha denunciado que podría haber sido secuestrado por agentes iraníes. El año pasado, un expiloto del Ejército iraní denunció varios intentos de secuestro, tras lo cual ocho personas fueron detenidas por la policía turca. También en 2021, fue arrestado un empleado del consulado iraní por su participación en el asesinato, dos años antes, del exespía iraní Masud Molavi Vardanjani, exiliado en Turquía. Y, en 2020, 13 personas fueron detenidas por su implicación en un complot contra el activista árabe-iraní Habib Chaab, que fue secuestrado en Turquía y llevado a Irán.

“Nuestro objetivo inmediato es restaurar la calma necesaria para cambiar nuestras advertencias de viaje a Turquía, que es el destino número uno para los israelíes”, aseguró Lapid en Ankara. El primer ministro israelí in péctore explicó que, durante el último año, “ha habido un gran progreso en las relaciones entre Israel y Turquía” y, de hecho, ambos países han acordado restaurar sus relaciones a nivel de embajadores, ausentes de sus respectivos puestos desde la sangrienta represión israelí de las protestas en Gaza de 2018. Con todo, el titular turco de Exteriores advirtió de que este proceso de “normalización” con Israel no cambiará la política de su país respecto a Palestina.

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Apoyo de aliados iraníes al PKK kurdo

Una de las razones de esta creciente colaboración de los Gobiernos de Turquía e Israel es la creciente tensión entre Ankara y Teherán, pese a que en el pasado habían mantenido estrechas relaciones. Además de la actuación en territorio turco de agentes iraníes, Turquía está cada vez más molesta con el acercamiento de la República Islámica al grupo armado kurdo PKK. En Irak, las milicias chiíes afines a Irán han establecido una intensa cooperación con el PKK y sus aliados locales en torno a la zona yazidí de Sinjar, contra las operaciones turcas y de los peshmerga del KDP (el partido gobernante en el Kurdistán iraquí, aliado de Ankara). A su vez, Turquía ha intentado influir a favor de una coalición de gobierno entre el grupo parlamentario del clérigo chií anti-iraní Múqtada Al Sadr, el KDP y el bloque suní, aunque los esfuerzos han resultado en vano y los diputados sadristas decidieron recientemente abandonar sus escaños, lo que probablemente precipitará la formación de un Ejecutivo más favorable a Teherán.

En Siria, se ha conformado una sala de mando conjunta con participación de representantes de la Guardia Revolucionaria iraní, milicias chiíes locales, el PKK, las milicias kurdo-sirias YPG, Rusia y grupos favorables al régimen de Bachar el Asad para hacer frente a una nueva incursión militar turca en el norte del país, con la que el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan lleva semanas amenazando. El objetivo, según Ankara, es arrebatar el control de zonas cercanas a la frontera turca a las milicias vinculadas al grupo armado kurdo, que es considerado terrorista por la propia Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos (pese a lo cual Washington colabora con las milicias YPG en el noreste del país).

También la oposición a Irán ha desempeñado un papel en la reconciliación entre Turquía y Arabia Saudí, aunque en este caso pesan más las razones económicas. El miércoles, el príncipe heredero y hombre fuerte de la monarquía saudí, Mohamed Bin Salmán, se reunió en Ankara con Erdogan y ambos países acordaron mejorar la cooperación en el ámbito militar, diplomático y económico. El deshielo se gesta desde el pasado abril, cuando un tribunal turco decidió suspender el juicio sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, ocurrido en el consulado saudí de Estambul y perpetrado por un equipo de agentes vinculados a Bin Salmán.

Turquía, que vive una situación de crisis con una inflación superior al 70% (más del doble, según cálculos independientes), busca retomar las exportaciones a Arabia Saudí ―que habían quedado prácticamente paradas debido al boicot―, la vuelta del turismo del Reino y que Riad apruebe inversiones y un intercambio de divisas (swap) que permita aumentar las reservas del Banco Central turco.

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