La victoria de los partidos multiétnicos en las elecciones presidenciales de Bosnia aleja el fantasma del independentismo

El bosníaco Denis Becirovic, líder del Partido Social Demócrata, se dispone a hablar con la prensa en Sarajevo tras las elecciones del pasado domingo.
El bosníaco Denis Becirovic, líder del Partido Social Demócrata, se dispone a hablar con la prensa en Sarajevo tras las elecciones del pasado domingo.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)

Los partidos multiétnicos de Bosnia Herzegovina consiguieron victorias sin precedentes frente a sus adversarios nacionalistas en unas elecciones presidenciales celebradas el pasado domingo junto a otras locales y regionales. Los nacionalistas han dominado el paisaje político del país balcánico desde el final de la guerra, hace casi 30 años. Estos resultados podrían llevar a una moderación del agrio debate político y abrir la puerta a una reforma del sistema confesional creado por los Acuerdos de Paz de Dayton, en 1995, así como a la superación de una larga crisis política que ha provocado el bloqueo de las instituciones.

La victoria de los partidos multiétnicos a la presidencia representa un alivio para los defensores de un Estado central fuerte que pueda hacer frente al desafío independentista serbobosnio. Ahora bien, a falta de los resultados definitivos, todo indicaba que los partidos nacionalistas conservarán su dominio en el Parlamento. “Los bosnios estamos muy orgullosos de nuestras diversas identidades. Hasta ahora, eso llevaba a votar solo partidos de tu comunidad. Pero esto poco a poco va cambiando”, apunta Haris Idriz, exdirector del único instituto de secundaria de Mostar donde se mezclan los estudiantes croatas y bosníacos.

Aunque las elecciones abarcaban cuatro niveles administrativos diferentes —se escogían hasta 14 parlamentos—, los medios locales centraron su atención en la elección directa a la presidencia del país, la más simbólica. Los acuerdos de Dayton establecen una presidencia tripartita con un representante de cada una de las tres principales etnias del país: la serbia, musulmana y bosníaca —de religión musulmana—. Por primera vez en la historia, dos de los tres presidentes, el bosníaco y el croata, pertenecerán a partidos no nacionalistas.

El presidente bosníaco será el socialdemócrata Denis Becirovic, que derrotó a Bakir Itzebegovic, hijo del presidente bosnio durante la guerra de los noventa, Alija Itzebegovic. Nunca antes su partido, el nacionalista SDA, había perdido unas elecciones a la presidencia. Por su parte, Zeljko Komsic, de un partido progresista multiétnico, repetirá un mandato más como representante croata después de haberse impuesto claramente a la nacionalista Borjana Kristo, que lideraba una coalición que incluía el histórico partido HDZ. La presidencia serbia se mantendrá en manos del partido secesionista SNSD, cuya candidata era Zeljka Cvijanovic.

Según varios expertos, los resultados son una expresión del creciente hastío hacia la clase tradicional nacionalista. Sin embargo, el portavoz del HDZ, Angelko Masclac, discrepaba de esta interpretación en la sede central del partido: “Aún no tenemos los resultados definitivos, pero no creo que los partidos que usted llama multiétnicos hayan recibido más votos. El SDA continúa siendo el partido más votado entre los bosníacos, y nosotros entre los croatas. Simplemente, estos partidos han ganado en algunas contiendas ahora porque iban unidos en una coalición”, aseguraba el lunes.

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Controversia en la República Srpska

El debate sobre los resultados se vio eclipsado por la decisión del alto representante de la comunidad internacional, el alemán Christian Schmidt, de imponer diversos cambios legales de calado minutos después del cierre de las urnas, lo que ha desatado un alud de críticas en el país. En las redes sociales, se llegó a hablar de un “golpe colonialista”. El analista Samir Beharic opina que Schmidt ha enviado “una señal negativa” a todos los votantes que el domingo hacían colas en los colegios. A través de la figura del alto representante, la comunidad internacional conserva todavía la potestad de tutelar las instituciones políticas del país, y mantiene además desplegada una misión militar dirigida por la UE, la EUFOR. Washington enseguida expresó su apoyó a Schmidt, mientras la UE se limitó a “tomar nota” ante una decisión “unilateral”.

El diplomático alemán explicó en un mensaje dirigido a la nación que su objetivo con la reforma es facilitar la formación de los diversos gobiernos, limitando la capacidad de los partidos de introducir vetos. En los últimos tres años, la entidad autónoma bosnio-croata no ha podido formar un nuevo Ejecutivo por las desavenencias entre bosníacos y croatas. Asimismo, con el fin de acomodar las demandas croatas, Schmidt ha introducido cambios en la ley electoral. Con todos estos cambios, Schmidt quiere estimular a la clase política a revisar la Constitución establecida por Dayton, pues además de ser poco funcional, varias sentencias tanto del Tribunal Constitucional bosnio como del Tribunal Europeo de Derechos Humanos han dictaminado que discrimina a algunos ciudadanos por su etnia.

Estos comicios han dejado otra gran controversia en la República Srpska, una de las dos entidades autónomas en Bosnia. Los dos principales candidatos —Milorad Dodik, del partido gobernante SNSD y un estrecho aliado de Putin, y la opositora Jelena Trivic— se han declarado ganadores. En un primer momento, Trivic lideraba el recuento, pero en la noche del domingo al lunes hubo un giro que su partido atribuye a un fraude electoral de grandes dimensiones. “No nos rendiremos. Trivic ha ganado”, ha declarado el líder del opositor PDP, Branislav Borenovic. Aunque ambos partidos serbobosnios son soberanistas, el PDP no ha apoyado el proceso separatista anunciado por Dodik el año pasado, pero que todavía no ha aplicado.

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