La ansiedad en este siglo


“El estado natural del hombre en el siglo 20 es la ansiedad.” Al escritor norteamericano Norman Mailer la frase le quedó muy bien… pero corta. No podía saber, cuando la dijo o la escribió, que en el siglo 21 los niveles de ansiedad de los que él hablaba eran casi zen.
Escriben algunos que la culpa es de las pantallas -más concretamente del móvil- , que han invadido nuestra vida de tal manera que nuestros patrones de conducta, de aprendizaje, de ocio, de sueño, de relaciones interpersonales y sexuales, la capacidad de concentración, de escritura y de expresión se han visto sumamente afectadas.
No siempre para mal, por supuesto. Pero miren alrededor. Caminar y manejar mirando el teléfono. Comer en un restaurante con la pantalla frente a los ojos ignorando a los demás. ¡Y desde bien pequeños! Citas por internet, que en el mundo real dan más trabajo. Adictos ya en tratamiento por esta nueva enfermedad.
El mundo está cambiando como siempre lo ha hecho, solo que más rápido, dicen otros. En el siglo 20, en el periodo de entre guerras, también se escribía sobre la pérdida del mundo “de ayer”. La velocidad de los acontecimientos y los nuevos inventos generaban ansiedad a nuestros bisabuelos. Y el mundo fue a mejor.
La pregunta es pues si los cambios que estamos viviendo en tiempo real harán al mundo un mejor sitio para vivir o si la tecnología terminará por borrar lo que nos hace humanos. Si nuestro cuerpo y nuestra mente absorben correctamente unos cambios tan bruscos o si estamos dejando morir cosas que eran realmente buenas.
Ahora trabajamos y vivimos buena parte del día en la nube. Y es fabuloso, cómodo, rápido y pone un mundo de conocimiento a nuestra disposición. Todo a un click.
(Quizá eso sea lo que provoca la ansiedad del siglo 21…)