Los planes de paz de Kiev y Pekín, dos propuestas alejadas con algunos puntos en común

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, junto a los jefes de Estado y de Gobierno de Eslovenia, Moldavia, Croacia y Eslovaquia, en el primer aniversario de la liberación de Bucha.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, junto a los jefes de Estado y de Gobierno de Eslovenia, Moldavia, Croacia y Eslovaquia, en el primer aniversario de la liberación de Bucha.UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SER (via REUTERS)

Todas las guerras terminan, de una forma u otra, en la mesa de diálogo. Para poner fin al conflicto armado o para sentar los términos de la paz. En la guerra a gran escala de Rusia en Ucrania que sigue sacudiendo Europa, ese escenario no parece cercano. La UE defiende el plan de paz de Kiev, que exige la retirada de todas las fuerzas rusas de su territorio. Pekín apuesta por su propuesta más escorada hacia las posiciones de Moscú. Ambos planes tienen algunos puntos en común —como las menciones a los prisioneros de guerra, la garantía de que se mantengan las exportaciones de grano y la alerta sobre una crisis alimentaria global o la seguridad de las centrales nucleares—, pero su abordaje y su redacción es completamente distinto desde su concepción: la propuesta china no diferencia entre agresor (Rusia) y agredido (Ucrania) y no está establecida como un plan de paz per se: Pekín habla de la guerra de Rusia en Ucrania como una “crisis”.

El documento chino, que culpa a la OTAN, y especialmente a Estados Unidos, de ser los verdaderos responsables de la “crisis”, por no haber tenido en cuenta las “preocupaciones de seguridad legítimas” de Moscú, no es tanto una hoja de ruta para la paz, analiza Alexander Gabuev, experto en relaciones sino-rusas del centro Carnegie, sino sobre todo (o antes) “una refutación a las acusaciones occidentales de que China ha sido cómplice silencioso de Rusia y un intento de reforzar su imagen como una potencia mundial responsable a los ojos de los países en desarrollo”. Aun así, aunque ha habido iniciativas como la del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para crear una alianza de países que faciliten el diálogo, la de Pekín es la única propuesta formal de un tercer actor para poner los cimientos a un plan que ponga fin a la guerra. Por eso, apuntan fuentes comunitarias, aunque esté escorada hacia Moscú y no sea exactamente un punto de partida, sino “un elemento más”, no se puede desechar a las bravas.

En todo este proceso falta el vínculo Pekín-Kiev, remarca un alto diplomático de Bruselas, que destaca que a la propuesta china le sobra equidistancia, aunque tiene algún elemento “rescatable”. El carrusel de visitas de líderes europeos a Pekín —tras la de Pedro Sánchez que concluyó este viernes, la próxima semana será el turno de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del presidente francés, Emmanuel Macron— tiene mucho de espíritu comercial, ahora que China ha salido del cascarón del aislamiento de la pandemia de coronavirus y está cortejando a la UE. Pero los líderes europeos se centran también en llevar el mensaje de que hay que perseguir una paz justa para Ucrania, que no premie al agresor, y de tratar de que el todopoderoso líder chino, Xi Jinping, se mueva un poco de su cercanía con el presidente ruso, Vladímir Putin, y escuche a Ucrania.

Pekín evita condenar la guerra

La premisa europea es que no se puede debatir nada sobre Ucrania sin contar con Ucrania y que Pekín debe tener en cuenta el plan para la paz de 10 puntos del líder ucranio, Volodímir Zelenski, como ha trasladado a Xi este viernes el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en su visita a China. Pero Pekín, que continúa sin condenar la guerra lanzada por Moscú, no ha hecho ninguna mención a la propuesta de paz de 10 puntos elaborada por Kiev.

Zelenski presentó a los líderes del G-20 el pasado noviembre una propuesta en la que reclama el retorno de todos los prisioneros de guerra ucranios, de los menores deportados —el Tribunal Penal Internacional de La Haya ha lanzado una orden de arresto contra Putin por este delito, considerado un crimen de guerra— y los adultos, así como los presos políticos; exige la retirada de las tropas rusas del territorio ocupado de Ucrania hasta las fronteras internacionalmente reconocidas (es decir, con la península ucrania de Crimea y la región oriental de Donbás); la creación de un tribunal para juzgar los crímenes de Rusia en Ucrania y mecanismos de reparación; y garantías para la seguridad de Ucrania en el espacio euroatlántico para cuando termine la guerra.

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Xi visitó a su “querido amigo” Putin la semana pasada, pero no ha hablado con el presidente Zelenski desde antes de que el Kremlin lanzase la invasión a gran escala, que ya ha entrado en su segundo año. El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, opina que Pekín podría desempeñar más bien el papel de “facilitador” en lugar de “mediador”. Aunque la relación de Xi con Putin es cada vez más desigual, a medida que el apetito comercial e industrial del gigante asiático se expande también en una debilitada Rusia, pese a que ambos países se han alineado para encaminarse hacia un nuevo orden mundial lejos de los valores occidentales, ese vínculo podría ser un anclaje para facilitar el diálogo, señalan fuentes comunitarias.

Moscú ha recibido como un punto de partida interesante el plan chino de 12 puntos, dado a conocer coincidiendo con el primer aniversario de la invasión a gran escala. La propuesta señala que “la seguridad de un país no puede verse comprometida a expensas de la de otra nación”, que debe “respetarse la soberanía y la integridad territorial de todos los países” y que “una guerra nuclear no debe librarse y nunca puede ganarse”, frases que podrían interpretarse como favorables a los intereses de Kiev. Pero también añade que “los intereses legítimos y las preocupaciones de seguridad de todos los países deben tomarse en serio y abordarse adecuadamente”, pide que se “abandone la mentalidad de la Guerra Fría” y se detengan las “sanciones unilaterales” y, en un claro mensaje a la OTAN, recuerda que “la seguridad regional no se puede garantizar reforzando o incluso ampliando bloques militares”. Estos últimos apartados son obviamente del agrado de Moscú.

Fuentes del Gobierno español consideran que entre los 12 puntos de la propuesta china hay elementos de interés que coinciden con algunos de los del plan de paz presentado por Zelenski el pasado noviembre: apartados como el principio de integridad territorial y de soberanía de todos los Estados o el rechazo rotundo al uso de armas nucleares. Pese a que desde La Moncloa ven positivo que China haya decidido dar un paso adelante y participar de una manera más activa en la búsqueda de soluciones a la guerra, Sánchez ha sido muy duro este viernes con Rusia ante Xi y ha reiterado el apoyo sin fisuras de España a Ucrania.

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