Biden y McCarthy alcanzan un acuerdo para suspender el techo de deuda en Estados Unidos

Principio de acuerdo. Tras semanas de negociaciones, Estados Unidos podrá evitar el impago de la deuda si el Congreso aprueba el acuerdo al que han llegado el presidente, Joe Biden, con el presidente de la Cámara de representantes, el republicano Kevin McCarthy. Ambos han estado hablando este sábado por teléfono para certificar el pacto, que no gusta a los sectores más radicales de ambos partidos, pero que llega a tiempo de esquivar un colapso económico. “Evita lo que podría haber sido un impago catastrófico”, en palabras de Biden.

El acuerdo para dejar en suspenso el techo de deuda de 31,38 billones de dólares ha sido anunciado por McCarthy con un tuit y luego en una comparecencia en el Capitolio. “Acabo de hablar por teléfono con el presidente hace un momento. Después de que perdiera el tiempo y se negara a negociar durante meses, hemos llegado a un acuerdo de principio digno del pueblo estadounidense”, ha tuiteado.

Después ha tenido una breve comparecencia en la que no ha admitido preguntas, alegando que antes tenía que informar a sus compañeros de la Cámara de Representantes. “Acabo de hablar por teléfono con el presidente. Hoy he hablado con él dos veces y tras semanas de negociaciones, hemos llegado a un principio de acuerdo. Aún nos queda mucho trabajo por hacer. Pero creo que es un principio de acuerdo digno del pueblo estadounidense. Contiene reducciones históricas del gasto, reformas consecuentes que sacarán a la gente de la pobreza y la incorporarán al mercado laboral. Corrige las extralimitaciones del Gobierno. No hay nuevos impuestos, ni nuevos programas gubernamentales. Hay mucho más dentro del proyecto de ley. Todavía tenemos más trabajo que hacer esta noche para terminar de redactarlo”, ha empezado su intervención.

McCarthy ha dado después las gracias a su equipo negociador, ha dicho que espera informar a su grupo, terminar la redacción de la propuesta de ley, comprobarla con la Casa Blanca, volver a hablar con el presidente este domingo por la tarde y publicar a continuación el texto, para votarlo el miércoles.

Aún no se han desvelado los detalles del acuerdo, que permite elevar el techo de deuda durante lo que queda de presidencia de Biden a cambio de límites en el gasto también durante dos años. Para Biden es un alivio no tener que volver a pasar por este trance antes de las elecciones de noviembre de 2024, donde se juega la reelección.

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McCarthy puede encontrar resistencias en el ala más dura de su partido, la misma que puso en peligro su elección como presidente de la Cámara de Representantes. Con el apoyo demócrata, no debería haber problema en aprobar la ley si solo se descuelgan unos cuantos representantes republicanos, pero McCarthy intentará evitar un desgarro en el seno de su grupo.

Biden no quiere hablar de pacto sobre el techo de deuda, sino de “acuerdo presupuestario”, como ha hecho en un comunicado difundido por la Casa Blanca. En ese mismo comunicado, sin embargo, reconoce que el pacto “evita lo que podría haber sido un impago catastrófico y habría llevado a una recesión económica, cuentas de jubilación devastadas y millones de puestos de trabajo perdidos”.

“Es un importante paso adelante que reduce el gasto al tiempo que protege programas críticos para los trabajadores y hace crecer la economía para todos. Además, el acuerdo protege mis principales prioridades y logros legislativos y los de los demócratas del Congreso. El acuerdo representa un compromiso, lo que significa que no todo el mundo consigue lo que quiere. Esa es la responsabilidad de gobernar”, ha añadido en su nota Biden, que insta al Congreso a aprobar la nueva ley.

Los negociadores han acordado mantener el gasto no destinado a defensa prácticamente estable el año que viene y aumentarlo solo un 1% en 2025, según una fuente familiarizada con el acuerdo citada por Bloomberg. El acuerdo pone límites a lo que se conoce como gasto discrecional, el dinero que el Congreso asigna cada año para financiar agencias y programas federales. Las restricciones no se aplican a programas obligatorios como Medicare (sanidad) y la seguridad social. El gasto en defensa aumentaría el año que viene un 3,3%, como pedía Biden en su propuesta de presupuesto.

El acuerdo significa que muchos programas federales se enfrentarán a recortes presupuestarios el próximo año, ya que no habrá ningún aumento para tener en cuenta la inflación. El Congreso siempre tiene autoridad para aprobar más gasto en caso de un acontecimiento inesperado, como una guerra o una pandemia.

Los republicanos han logrado introducir requisitos laborales (trabajar o estar dispuesto a hacerlo) adicionales para recibir ciertos subsidios contra la pobreza, especialmente las ayudas para alimentos. En lugar de exigirse hasta los 49 años, se extenderá a los 54, lo que es un triunfo para los republicanos, que creen que eso se traducirá en ahorro de dinero despilfarrado. Pero los requisitos contemplan excepciones para veteranos y grupos vulnerables como las personas sin hogar, un alivio para la Casa Blanca con el que intentará convencer a los demócratas del ala más progresista.

El pacto recortaría 10.000 millones de dólares de un aumento presupuestario de 80.000 millones para la agencia tributaria que Biden logró incluir en su Ley de Reducción de la Inflación. Los republicanos han advertido, con frecuencia con argumentos falsos, de una oleada de inspecciones, mientras que los demócratas han dicho que el aumento del gasto permitiría cubrir vacantes y dar un mejor servicio y que se amortizaría con la lucha contra el fraude fiscal de empresas y rentas más altas, pero que no afectaría a las medias y bajas.

Un amplio plan para acelerar la aprobación de proyectos energéticos con cambios de calado en la Ley Nacional de Política Medioambiental, de 53 años de antigüedad, ha sido eliminado en gran medida del acuerdo, aunque los flecos de los cambios en esa materia se están cerrando y sí habrá algunas disposiciones para agilizar la tramitación.

La Constitución de Estados Unidos exige autorización del Congreso para emitir deuda con la que financiarse. Para no tener que someter a votación cada emisión, el Congreso aprueba periódicamente emitir deuda hasta un cierto límite. Normalmente, ese límite no era objeto de disputa política: simplemente se ampliaba cuando se estaba agotando. Según el Tesoro, el Congreso ha actuado de diversas maneras 78 veces para aumentar el límite de deuda desde 1960, 49 de ellas bajo presidentes republicanos. El gasto público, a fin de cuentas, no depende del techo de deuda, sino de la autorización de partidas en los presupuestos. El límite actual se alcanzó el 19 de enero y desde entonces el Congreso ha aplicado medidas extraordinarias para seguir haciendo frente a sus obligaciones, pero ya no le queda margen apenas.

“Las cosas pintan bien, soy muy optimista”, había dicho Biden a los periodistas este viernes por la tarde mientras salía de la Casa Blanca para pasar el fin de semana en la residencia oficial de Camp David (Maryland). Este sábado, además de con McCarthy, Biden ha hablado por teléfono también con los líderes demócratas de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, y del Senado, Chuck Schumer, según ha informado la Casa Blanca.

Una nueva carta al Congreso de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, había dejado algo más de tiempo en la fase decisiva de la negociación. “Estimamos ahora que el Tesoro no dispondrá de recursos suficientes para satisfacer las obligaciones del Gobierno si el Congreso no ha elevado o suspendido el límite de deuda antes del 5 de junio”, señalaba Yellen en su nueva misiva, dirigida al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, y al resto de líderes del Congreso. Hasta ahora no había dado una fecha concreta, pero había advertido de que el riesgo empezaba el 1 de junio.

Yellen ha confirmado que el Gobierno tiene dinero para hacer efectivos más de 130.000 millones de dólares en pagos programados en los dos primeros días de junio, incluidos los pagos a los veteranos y a los beneficiarios de la Seguridad Social y Medicare. Esos pagos dejarán al Tesoro con un nivel de recursos extremadamente bajo, explica Yellen. Durante la semana del 5 de junio, está previsto que el Tesoro efectúe pagos y transferencias por valor de unos 92.000 millones de dólares y para ello ya sí que necesitará endeudarse.

La secretaria del Tesoro ha insistido en que esperar hasta el último minuto para suspender o aumentar el límite de deuda, fijado hasta ahora en 31,38 billones de dólares, puede causar graves daños a la confianza de las empresas y los consumidores, elevar los costes de endeudamiento a corto plazo para los contribuyentes y afectar negativamente a la calificación crediticia de Estados Unidos. El Congreso tiene esta semana para aprobar el acuerdo alcanzado.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió este viernes en Washington una solución inmediata, pero también un remedio permanente para que no se repita el problema de forma recurrente. Tras reunirse con Yellen, y con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, insistió en la necesidad de encontrar una solución como, por ejemplo, que la aprobación de las partidas presupuestarias conlleve la aprobación de la deuda necesaria para acometerlas.

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