Ucrania acusa a Rusia de destruir una presa estratégica en el Dniéper para detener la contraofensiva

La presa de Nova Kajovka se ha derrumbado en la mañana de este martes. El Gobierno ucranio asegura que una detonación ha destruido un sector del dique de contención de uno de los embalses más importantes en el río Dniéper. Nova Kajovka, situada en el sureste del país, es una ciudad ocupada por Rusia, en un sector del frente en el que el Dniéper marca la línea divisoria entre los dos ejércitos. Kiev ha acusado a Rusia de hacer explotar la presa para detener la contraofensiva ucrania. La versión rusa es que la infraestructura se ha roto tras ser atacada por la artillería ucrania.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha acusado a Rusia de terrorismo y ha convocado a su Consejo de Seguridad y Defensa Nacional en una reunión de emergencia. “La destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka”, ha manifestado Zelenski en sus perfiles de redes sociales, “confirma a todo el mundo que [los rusos] deben ser expulsados de todas las esquinas del territorio ucranio. No debe dejárseles un solo metro, porque usan cada metro para el terror”.

Según la Convención de Ginebra, utilizar infraestructuras como una presa como arma de guerra es un crimen de guerra. Zelenski advirtió en octubre de 2022 de que las tropas rusas habían colocado cargas explosivas en la presa. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha dado por hecho que la autoría del desastre es rusa: “Consternado por este ataque sin precedentes a la presa de Nova Kajovka. La destrucción de infraestructuras civiles está considerado como un crimen de guerra. Haremos responsables de ello a Rusia y a sus agentes”. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha tildado la catástrofe como “un acto indignante que prueba una vez más la brutalidad de la guerra de Rusia en Ucrania”.

Las primeras alertas de los ciudadanos empezaron a saltar en torno a las cinco de la mañana. Distintos enclaves de Nova Kajovka como pantalanes, avenidas, cafeterías, un parque o un teatro de verano empezaron a inundarse desde las 6.30, según informó el alcalde, Volodimir Kovalenko, al diario Ukrainska Prvada. “La explosión es terrible porque no solo afectó a la carretera, sino también a la presa y, desafortunadamente, a la central hidroeléctrica de Kajovka, es decir, la sala de máquinas, que explotó. La destrucción ha sido causada por la mano el hombre. El volumen de agua está cayendo rápidamente en este momento”, comentó el primer edil. Kovalenko, alcalde en el exilio (Nova Kajovka, en la orilla izquierda del río, está ocupada por los rusos), reconoce que hay problemas para obtener detalles sobre las consecuencias del siniestro y ni siquiera saben si fue una o varias explosiones. En todo caso, apunta sin dudar a autoría rusa.

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Rusia culpa a Kiev

Las autoridades rusas en Nova Kajovka aseguran que la presa no ha sido detonada, sino que se ha roto tras varios ataques ucranios en la infraestructura. Vladímir Leontiev, jefe de la administración rusa en la ciudad, ha declarado a la agencia estatal rusa Tass que las instalaciones habían sido atacadas en varias ocasiones desde el pasado verano. Leontiev ha confirmado que el dique de la presa continúa destruyéndose y que es imposible controlar la fuga de agua.

Imágenes por satélite del dique de contención aportadas por periodistas de The Washington Post y NPR mostrarían que en la última semana habría desaparecido el tramo de carretera que cruza sobre la presa, justo encima del lugar por donde se ha producido la ruptura. Las cuentas de Telegram de los principales analistas militares rusos recuerdan una entrevista del pasado diciembre en The Washington Post al general Andrii Kovalchuk en la que este confirmaba que se habían realizado en la presa pruebas con misiles Himars para identificar si era posible una inundación controlada de las posiciones rusas. Kovalchuk aseguró que esta opción se había descartado.

La prioridad de las autoridades es la evacuación de los municipios más cercanos al río en su orilla occidental, la controlada por el Ejército ucranio. Desde Nova Kajovka a la ciudad de Jersón, cerca de la desembocadura, el río recorre unos 60 kilómetros. La mayoría de los habitantes de estos municipios ya han abandonado anteriormente la zona al estar próximos al frente de guerra. La administración militar de Jersón calcula que hay 16.000 personas que deben ser evacuadas inmediatamente. La administración militar de Nikopol, ciudad al norte de Nova Kajovka, ha asegurado que el nivel del agua de la presa está disminuyendo unos 15 centímetros por hora.

Las consecuencias del derrumbe de la presa son catastróficas en múltiples ámbitos. Hay una decena de pueblos con riesgo inminente de quedar inundados en la orilla occidental y que han dejado de ser habitables, según las autoridades ucranias. Sumando a los municipios en la orilla oriental, ocupados por Rusia, el Gobierno ucranio eleva a 80 los núcleos habitados que pueden quedar bajo el agua. El impacto ecológico en el ecosistema también será de gran magnitud. La empresa sueca Dämmningsverket publicó en octubre de 2022 una simulación por ordenador de cuáles serían las consecuencias de que se destruyan todas las compuertas de la presa. Dämmningsverket estimaba que el peor golpe se lo llevaría la ciudad de Jersón, con una elevación del nivel del agua de hasta cinco metros.

Ukrhydroenergo, empresa estatal de generación hidroeléctrica, ha asegurado que la central de la presa también ha quedado bajo el agua y destruida. El embalse de la presa también suministraba agua para la península de Crimea. El agua de la presa es utilizada para refrigerar los reactores nucleares de la central atómica de Zaporiyia. La central está ocupada por Rusia desde marzo de 2022. Energoatom, la empresa estatal ucrania que operaba las instalaciones y que todavía supervisa su funcionamiento ha manifestado que aún cuentan con una reserva de agua suficiente y que están monitoreando la situación. La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que cuenta con expertos en la central, ha informado de que por el momento no hay riesgo para la seguridad de la planta.

Las imágenes difundidas por Ucrania de la presa de Nova Kajovka.HANDOUT (AFP)

Las consecuencias también son militares. Ucrania ha iniciado los primeros compases de la contraofensiva y la destrucción de la presa, ampliando las zonas inundadas a lo largo del Dniéper, añaden dificultad a posibles asaltos anfibios en el frente sur. Tres compañías diferentes de las fuerzas especiales ucranias habían confirmado en el último mes a EL PAÍS que habían intensificado sus operaciones en territorio controlado por Rusia para localizar posiciones enemigas para ser destruidas en un potencial asalto en la franja oriental de la provincia de Jersón. Nova Kajovka es estratégica porque si Ucrania consiguiera cruzar el río por el sector de la presa, permitiría abrir un flanco en la retaguardia rusa en la provincia de Zaporiyia, al norte, y abriría un nuevo frente hacia Crimea, ocupada por Rusia desde 2014.

Las Fuerzas Armadas Ucranias han ido introduciendo avanzadillas en la orilla oriental desde inicios de la primavera. El pasado marzo, el Gobierno ucranio incluso llegó a anunciar que Nova Kajovka había sido liberada, para reconocer luego que era una información incorrecta. “Nada ni nadie, ni un solo ruso, detendrá la liberación de Ucrania, para la que ya ha llegado el momento”, ha escrito en sus redes sociales el secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Oleskii Danilov.

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