Rusia rechaza la ayuda de voluntarios para rescatar a víctimas de la inundación en la zona ocupada

El tiempo apremia en la zona inundada de la región ucrania de Jersón que ocupa Rusia. El frío y la sed amenazan a los vecinos que aún no han sido evacuados tras el colapso de la presa de Nova Kajovka, pero los voluntarios rusos denuncian que tienen prohibido entrar a echarles una mano. Según el jefe impuesto por el Kremlin en la provincia de Jersón, Vladímir Saldo, el nivel del agua ha bajado de 9,5 a 2,5 metros en la localidad de Nova Kajovka, pero los voluntarios denuncian que cientos de personas siguen atrapadas en casas totalmente anegadas sin comida, ropa de abrigo ni conexión con el exterior.

“Las autoridades no están en contacto con los voluntarios. No están dispuestas a ello y no nos permiten acceder a la zona”, cuenta a este periódico por teléfono una fuente de una de las redes ciudadanas rusas que surgieron al comienzo de la invasión para ayudar a los civiles que cruzaban la frontera hacia el país atacante. Muchos ucranios dejaron atrás familiares y conocidos que esta semana se han visto amenazados por la destrucción de la presa, de la que Ucrania acusa a Rusia, y que ha inundado campos y pueblos en ambos lados del río Dniéper. Según estima otra activista con la que ha hablado EL PAÍS, Yulia (que pide no dar su apellido), presuntamente hay más de 5.000 personas afectadas en el territorio que controla Moscú, en la margen oriental del cauce.

En el lugar operan efectivos del Ministerio de Emergencias ruso, aunque con grandes dificultades. Según relata un corresponsal de la agencia de noticias estatal Tass, la carretera que permitiría evacuar a los habitantes que se encaramaron a los tejados en Oleshki y Gola Pristan para escapar de la crecida permanece inundada por cuarto día consecutivo “y prácticamente no hay vehículos militares en esa ruta”.

“En algunos sitios el peligro es enorme. La gente que estaba en las calles bajas y no fue evacuada, fue arrastrada. Aun así, no dejan que los voluntarios echen una mano en el desastre”, denunciaba este jueves la misma fuente de los voluntarios rusos. Todos han pedido no ser identificados para evitar posibles represalias.

Solo pueden entrar y salir de la región de Jersón quienes vivían allí antes. “Falta mucha ayuda. Los que quedan allí se conocen y se apoyan unos a otros, pero [las autoridades] no permiten entrar a los voluntarios de fuera”, lamenta Yulia. “En la zona inundada permanece sobre todo gente que tenía dificultades para huir de la guerra. Niños, discapacitados y personas mayores, muchos ancianos de más de 80 años”, agrega la voluntaria antes de resaltar que, precisamente por estos impedimentos, el riesgo de morir es aún mayor. “Como tienen dificultades para moverse, no logran subir a los tejados”.

Estos grupos de voluntarios rusos actúan al margen del Gobierno y su principal objetivo era facilitar productos de primera necesidad y apoyo a los ucranios que cruzaban a Rusia para huir de los combates. “Somos una red horizontal de gente con ganas de ayudar, no es una organización ni tenemos una estructura sólida. Solo nos enteramos de personas que necesitan apoyo y las socorremos”, afirma Yulia.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.

Suscríbete

Casas inundadas en la localidad de Dnipriani, 10 kilómetros aguas abajo de la presa destruida, en la orilla ocupada por Rusia. AP

La destrucción de la presa de Nova Kajovka ha cambiado la prioridad de los voluntarios. “La corriente es fuerte y solo se puede navegar en botes a motor”, explica Yulia. “Por eso, lo primero que hicimos fue comprar barcas y enviarlas a la frontera. Buscamos gente que sepa utilizarlas para buscar a los supervivientes”, añade, aunque esto no es suficiente. “Algunos botes llegarán tarde, demasiado tarde. La corriente está helada y no tienen agua potable”, advierte la otra fuente entre los voluntarios. “La prioridad absoluta ahora es facilitarles agua embotellada, ropa de abrigo y cargadores de teléfono”, señala.

El otro gran problema es localizar a los supervivientes. Los voluntarios han recibido cientos de nombres y direcciones, pero es muy difícil guiarse en una localidad sumergida en las aguas. “Los familiares nos han dado la localización de sus abuelos y abuelas, pero las coordenadas de los GPS fallan y los nombres de las calles están ocultos bajo las aguas. Los mapas no son útiles”, subraya esta fuente.

El caos reina en la zona de la catástrofe. Internet no funciona por la propia destrucción del agua y por los inhibidores electrónicos que utilizan los ejércitos, y la voluntad no logra suplir la descoordinación. “Tenemos cientos de puntos en el mapa, pero muchos están desactualizados porque la gente se ha movido o ha sido rescatada”, añade la misma fuente, cuyas listas confirman la muerte de alrededor de una decena de vecinos. “Es urgente rescatar a la gente, en las calles bajas hay atrapadas decenas de personas”, según sus datos en la noche del jueves. “La peor situación de todas es la de Oleshki, inundada completamente, pero también están muy mal Nova Kajovka y Gola Pristan”, apunta Yulia.

Ocho muertos en la orilla ocupada

El gobernador impuesto por el Kremlin en la provincia de Jersón ha estimado este viernes que 22.273 viviendas de 17 poblaciones han quedado inundadas y que el nivel del agua no volverá a la normalidad hasta dentro de 10 días. Además, la cifra oficial de muertos en la zona ocupada se elevó a ocho personas tras el hallazgo del cuerpo de una mujer de 84 años.

Vladímir Leóntiev, el jefe impuesto por Moscú en Nova Kajovka, ha reconocido que la localidad también se encuentra en una situación difícil. “Ayer [por el jueves] hubo un impacto en las instalaciones del sistema eléctrico. Nos hemos quedado sin electricidad por ahora”, dijo el alto cargo a la prensa.

Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

About Author

WP2Social Auto Publish Powered By : XYZScripts.com
WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE