El veto de Estados Unidos frustra la solicitud palestina de ser miembro de pleno derecho de Naciones Unidas

El veto de EE UU ha frustrado este jueves una vasta ofensiva diplomática en la ONU para conceder a Palestina el estatus de miembro de pleno derecho de la organización. Pese a la clara mayoría de apoyos entre los 15 miembros del Consejo de Seguridad —doce votaron a favor y dos, el Reino Unido y Suiza, se abstuvieron—, el voto en contra de EE UU ha bastado para hacer descarrilar el proyecto de resolución que recogía la petición de Palestina —desde 2012 Estado observador permanente—, formulada en una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, el pasado 2 de abril. No se había vetado la admisión de un nuevo miembro desde 1976, cuando el presidente de EE UU Gerald Ford instó a su representación en la ONU a bloquear la solicitud de membresía de Vietnam. Casi medio siglo después, la historia se repite en mitad de otra guerra.

Como había anunciado repetidamente el número dos de la misión de EE UU ante Naciones Unidas, Robert Wood, a Washington no le parece pertinente otorgar la membresía sin un acuerdo previo entre palestinos e israelíes, un desiderátum rayano en la categoría de milagro tras seis meses de guerra en la Franja. EE UU ha cumplido su palabra e impedido que la iniciativa apadrinada por Argelia, en nombre del grupo árabe y de los inscritos como países no alineados, llegara a buen puerto. Sin hacer ni una sola mención a la crisis humanitaria en Gaza, Wood declaró tras la sesión: “Este voto no refleja la oposición [de EE UU] a la estatalidad palestina. El camino más expedito hacia la estatalidad es a través de negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Palestina con la mediación de EE UU”. Riyad Mansour, el embajador palestino, tildó de injusto el resultado de la votación. “Nuestro derecho a la autodeterminación es un derecho a vivir en nuestra patria, Palestina. Nuestro derecho es eterno, no puede retrasarse, suspenderse ni prescribir (…) No vamos a desaparecer”, declaró. Israel se felicitó por la decisión de su aliado, sin cuyo veto la resolución habría salido adelante.

La votación se ha producido al término de una reunión del Consejo de Seguridad, en la que ha intervenido el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. Sumándose a los 139 miembros de la ONU que ya lo han hecho, el apoyo de España al reconocimiento estatal de Palestina, que sería el Estado número 194 de la organización, sirve de avanzadilla en la Unión Europea. El jefe de la diplomacia española ha defendido este jueves en Nueva York que es el momento adecuado y también el paso necesario hacia la solución política que respalda la mayoría de la comunidad internacional, la de los dos Estados. “Nueve miembros de la UE reconocen ya a Palestina y otros, como Irlanda, Eslovenia y Malta”, además de España, se muestran dispuestos a hacerlo como única manera de romper el impasse bélico y evitar el posible desbordamiento regional del conflicto de Gaza, ha recordado.

“España va a reconocer al Estado palestino porque el pueblo palestino no puede estar condenado a ser un pueblo de refugiados”, ha dicho Albares. “El pueblo palestino tiene derecho a la esperanza y el pueblo israelí tiene derecho a la seguridad. Ese es el camino para la paz y eso nos trae hoy aquí. Estoy convencido de que hay un camino alternativo a la violencia permanente y al dolor sin fin entre pueblos llamados a convivir”, ha dicho el ministro ante el Consejo. Albares ha subrayado además que el masivo ataque iraní a Israel del fin de semana multiplica el riesgo de escalada regional, “más real que nunca. No hay otra alternativa que dirigir nuestros esfuerzos hacia una solución política. Para garantizar esa paz, todos en esta mesa sabemos lo que debemos hacer: aplicar la solución de los dos Estados. Hacer esa solución irreversible es hacer irreversible la paz en la región. Y hay una vía para lograrlo: reconocer a Palestina como uno más en esta organización de las Naciones Unidas”, declaró Albares en la sesión matutina del Consejo, pocas horas antes del más que esperado jarro de agua fría de EE UU. Washington ha ejercido también su derecho de veto en todas las propuestas de resolución de alto el fuego en Gaza, salvo en la aprobada el pasado 25 de marzo —la primera en seis meses de guerra—, en la que se abstuvo, si bien la neutralizó enseguida al calificarla de “no vinculante”.

La situación de guerra imprime más urgencia a la necesidad de reconocer a Palestina, afirman fuentes diplomáticas, según las cuales el movimiento de España se hará efectivo en cuestión de semanas, más que de meses, “porque la guerra demuestra la urgencia del reconocimiento”, mediante decisión del Consejo de Ministros o un consejo extraordinario, pues el reconocimiento de un Estado —el último fue Sudán del Sur— es un acto unilateral del Gobierno. Las mismas fuentes señalan que el veto estadounidense a la membresía de Palestina, que es “consustancial a la política exterior” de Washington, no empaña los esfuerzos diplomáticos que desarrolla España en el seno de la UE, “al principio en solitario, con Irlanda y dos o tres más; luego países que piensan parecido, pero que pueden tener más dudas sobre el momento, como Bélgica, Luxemburgo o Portugal. Al final se trata de ir avanzando”. La de España será una declaración unilateral, pero la idea es coordinarse con la ONU y con el grupo de países árabes, artífice de varias iniciativas de alto el fuego en Gaza.

La votación sobre el borrador de resolución para admitir como miembro de pleno derecho a Palestina ha sido objeto de un frenético ajuste de la programación del Consejo de Seguridad, con continuos cambios de agenda como consecuencia de intensas presiones (las de EE UU sobre Ecuador, según el portal The Intercept, aunque finalmente sin resultado porque el país americano votó a favor de la propuesta). Tras el veto de EE UU, Palestina seguirá siendo un Estado observador permanente en la ONU, un estatus que le permite participar en todos los procedimientos de la organización, excepto en la votación de proyectos de resolución y decisiones en sus principales órganos y organismos, desde el Consejo de Seguridad y la Asamblea General a sus seis comisiones principales.

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El proceso en curso, momentáneamente frenado por el veto de Washington, es una continuación del iniciado en septiembre de 2011, cuando el presidente palestino, Mahmud Abas, envió una carta con la solicitud de ingreso al entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien rápidamente remitió la solicitud al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General. De conformidad con el reglamento provisional del Consejo, este trasladó el asunto a su Comité de Admisión de Nuevos Miembros, que examinó la solicitud durante dos meses, pero por falta de unanimidad de sus miembros no pudo aconsejar al Consejo que la aprobara: algunos miembros estuvieron a favor, otros amagaron con una abstención en caso de votarse y varios sugirieron otras opciones, incluida la de que, como paso intermedio, la Asamblea General aprobara una resolución por la que Palestina pasara a ser Estado observador. Hasta hoy.

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