La guerra de Milei y la prensa llega a los tribunales

Muchos presidentes de Argentina han tenido una mala relación con la prensa, pero el ultraliberal Javier Milei arrancó con más fuerza que ningún otro. En sus primeros cuatro meses de gestión, los medios han estado entre los blancos favoritos de los dardos que lanza contra todo aquel que cuestiona su gobierno. Los ha llamado “ensobrados”, “comprados”, “mentirosos”, “corruptos” y “extorsionadores”, entre otros descalificativos. Su ira se dirige a veces contra toda la prensa y otras contra periodistas a los que señala con nombre y apellido o con apodos despectivos. Esta semana, dos de ellos —el popular presentador de radio y televisión Jorge Lanata y el fundador de la Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia— han decidido defenderse en los tribunales. Lanata denunció el jueves al presidente argentino por calumnias e injurias. Un día después, Fontevecchia redobló la apuesta y anunció cuatro denuncias contra Milei.

La pelea con Lanata tuvo que ver con la participación del embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, en la reunión de Gabinete convocada de urgencia por Milei tras adelantar su regreso al país por el ataque de Irán a Israel. La oficina del Presidente informó de la presencia de Sela en la reunión y difundió una fotografía en la que compartía mesa con el presidente y los ministros.

“Me parece bien que esté preocupado por el tema Israel, en todo caso es un tema de política exterior de su gobierno y de preocupación de él. Lo que no me parece bien es que un embajador extranjero, sea de Israel o sea belga, esté en una reunión de gabinete en la Argentina”, criticó Lanata en Radio Mitre.

Milei le respondió a través de las redes sociales. “Jorgito, no mientas. En la reunión, el embajador contó la visión oficial de Israel y luego se retiró dando así comienzo a la reunión formal del CC (comité de crisis). Críticas sí. Mentiras no. ¿Decir la verdad requiere sobre?”, señaló el líder libertario.

Lanata leyó el tuit y anunció que lo demandaría. “Me parece que él no puede decir que uno recibe sobres, al menos que tenga la prueba, sea el presidente de las Naciones Unidas o el presidente de la Argentina”, subrayó. “Nos encontraremos en Tribunales con el presidente y veremos si él lo puede sostener”, agregó un día antes de presentarse ante la Justicia. La denuncia recayó en el juzgado de Ariel Lijo, el juez a quien Milei postula para completar la Corte Suprema.

Por su parte, Fontevecchia lo acusará de injurias, daños y prejuicios, por “afectar maliciosamente el desenvolvimiento de una empresa privada” y por discriminación de las empresas públicas en la publicidad oficial. Semanas atrás, a raíz de una opinión en la que el periodista ponía en duda que Milei fuese el remedio correcto para hacer los cambios que necesita Argentina, el presidente lo acusó a través de X (antes Twitter) de estar “con síndrome de abstinencia de pauta” y de ponerse “en modo golpista para tratar de volver a vivir de la guita del Estado”. La gota que colmó el vaso fueron las últimas declaraciones del presidente contra él, cuando celebró que el diario Perfil vaya camino a la quiebra.

“No pudo quebrarnos la dictadura militar, no pudo quebrarnos [el expresidente Carlos] Menem con sus 30 juicios, el asesinato de José Luis Cabezas; no pudo quebrarnos poniendo cero de publicidad oficial Néstor Kirchner; tampoco va a poder usted”, le respondió Fontevecchia.

Según el Foro de Periodismo Argentino, en el último mes el presidente argentino protagonizó el 53% de las agresiones registradas a los trabajadores de la prensa argentina, “todas ellas mediante el uso de discurso estigmatizante”. Sus víctimas fueron periodistas de distintas posiciones ideológicas.

El enfrentamiento de Milei con la prensa se remonta a 2021, el año en el que el economista paleolibertario dio el salto a la política como candidato a diputado por La Libertad Avanza. Denunció por “rally difamatorio” a cinco periodistas del canal América TV que compararon su discurso con el del nazismo tras sus dichos en una entrevista. “Somos superiores moralmente, estéticamente, y eso les duele. Los zurdos de mierda están perdiendo la batalla cultural”, fueron las cuestionadas palabras de Milei.

Tras asumir como presidente, el pasado 10 de diciembre, Javier Milei anunció el cese de la publicidad oficial en los medios por un año, incluso para campañas de concientización claves como la del dengue, que este año ha registrado el peor brote de la historia en el país, con casi 200 muertos y más de 260.000 casos. Para Milei, las críticas de los periodistas responden a este motivo y no a otro.

En la larga lista de quienes han sido atacados por el jefe de Estado argentino en las últimas semanas sobresalen Jorge Fernández Díaz — “escribe pelotudeces”—, María O’Donnell — “mentirosa”—, Joaquín Morales Sola — “violento y agresivo”, Víctor Hugo Morales — “despreciable”— y María Laura Santillán — “es cómplice [de los senadores que se autoduplicaron el sueldo]—.

Sus palabras contra Fernández Díaz cruzaron las fronteras de Argentina y llegaron a España, desde donde entró en la pelea el escritor Arturo Pérez Reverte. “Ni siquiera los anteriores se atrevieron. Es la primera vez que en la Argentina un presidente de gobierno insulta públicamente a un novelista y periodista”, dijo Pérez Reverte. “Los populistas de derechas, sin distinción de nacionalidad, son tan nefastos e imbéciles como los de izquierdas”, sentenció el novelista y académico español en un tuit con un recorte de la agresión verbal de Milei.

Lanata denuncia que el círculo cercano del presidente justifica sus ataques con el argumento de que “Milei es así” y pide que el periodismo se una para ponerle freno. Para Lanata, el presidente tiene que darse cuenta de que ya no es un panelista de televisión sino que “maneja un país”.

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